Entregándole mi esposa a mi Jefe - Relatos Eróticos

Entregándole mi esposa a mi Jefe

Mi nombre es José, tengo 52 años y soy peruano. Hace 9 años que resido, ilegalmente, en Madrid. No estoy orgulloso de ser un inmigrante ilegal pero todo lo he hecho para poder brindarle una mejor vida a mi esposa, Melody y a mi hija Jenny. Trabajo de jardinero en casa de una familia de buena posición económica. Los señores de la casa, el Sr Antonio (Toni para los que lo conocemos), la Sra Maria y sus dos hijas Cayetana y Sofía de 11 y 7 años respectivamente.

Ellos son el matrimonio perfecto, el señor tiene 41 años y está muy bien conservado, es deportista, le gusta nadar y jugar al tenis. La señora, de 38 años es bellísima, rubia y de ojos azules. La señora es abogada y el señor es dentista. Ambos tienen una gran calidad de vida, envidiable para cualquier mortal.

Un martes por la tarde, me encontraba yo haciendo mis labores en el jardín cuando la muchacha de servicio me comunica que el señor me requiere en su oficina. Me temo lo peor, el nunca me había llamado a su oficina antes. Por qué lo haría ahora? Me dirijo con miedo a su encuentro. Al llegar a su oficina, respiro profundamente, trago saliva y golpeó la puerta…

Es entonces cuando el señor Toni hace un silencio y pone su mano derecha sobre su barbilla…

En ese momento me quedé en shock. El señor Toni me estaba proponiendo perdonarme a cambio de que yo le entregue a mi hija de 18 años para satisfacer sus morbosos deseos sexuales…

Esa noche con total temor comparto lo ocurrido con mi esposa Melody que comienza a culparme, con total razón. Ella conoce a los señores ya que aveces cuando hay grandes reuniones en la casa los señores requieren más personal de servicio y mi esposa e hija van a ayudar. Durante mi discusión con Melody procedo a comentarle sobre el pedido del señor para no denunciarme a las autoridades y para mi sorpresa, mi Melody no se lo toma tan mal…

Melody también me estaba castigando pues yo le había sido infiel muchas veces… Esa noche no pude dormir, muchas cosas pasaron por mi mente. Llegada la mañana me preparé mentalmente para lo que vendría y llegada la tarde nos dirigimos hacia la casa de los señores con mi esposa. Ella se había preparado y arreglado para la ocasión. Mi esposa es una mujer con rasgos indigenas, muy baja de estatura 1.55cm, medio panzona. Durante el viaje no hablamos mucho, el silencio era nuestro compañero. Al llegar a la casa, el señor nos recibe y nos hace pasar… estábamos ambos muy tensos.

Finalmente llegamos a la habitación. Mi esposa y yo entramos, el señor cierra la puerta…

En ese momento el señor me mira, y apuntando hacia una silla en el rincón de la habitación de huéspedes me dice…

En ese momento no sabía que hacer. No sabía si salir corriendo, si romper el pacto y enfrentar la deportación. Pero debía enfocarme en recibir esta humillación por el bien de mi familia, y con toda resignación me siento en la silla…

El señor Toni comienza a desabotonar su camisa, primero empezando por los puños. Mi esposa estaba inmóvil ...