Inocencia Perdida I: Pagando viejas deudas - Relatos Eróticos

Inocencia Perdida I: Pagando viejas deudas

... tosía mientras daba arcadas así que Don Julian aprovechó para empujarla a la mesa y sin más levantó su falda y bajó sus bragas para empezar a violar el coño de esa madre soltera. Patricia gritaba mientras luchaba por escapar, pero parecía inútil, el fornido hombre la sometía mientras empujaba toda su virilidad hasta el fondo de su útero, de tanto gritar se acercaron las hijas de Doña Patricia, la mayor Lizeth y Anna la menor

-¿Mamá que estás haciendo?, Preguntó la mayor

-Hijas por favor no miren, regresen a su cuarto se los explicaré cuando se vaya. intentaba calmarlas con una respiración cortante y la cara completamente roja

-Ya voy a terminar niñas si quieren quédense. Les decía Don Julian

-No adentró no, se lo suplico adentro no, hoy no por favor. Comenzó a romper en llanto la mujer mientras Don Julian vaciaba todo su esperma caliente en su fértil cuerpo.

Luego de terminar Don Julian guardó su pene y se dirigió a la nena más grande

-Entonces Patricia, ¿aceptas o se largan de aquí?

-Lo siento bebe por favor perdóname, no sé qué hacer- Sollozaba la mujer mientras se escurría todo su esperma de su vagina

Don Julian agarró del brazo a Lizeth y la comenzó a arrastrar mientras esta se resistía y gritaba buscando a su madre, la madre lloraba desconsolada mientras veía como su hija era subida a la fuerza a esa camioneta, la pequeña Ana observaba como se llevaban a su hermana contra su voluntad mientras ella se tocaba su pequeña rajita como si le hubiera gustado presenciar eso.

-Descuida si no soporta mi verga volveré por la más chica, te pagaré el doble así que ni llores

Así la madre devastada observaba como su hija desaparecía a lo lejos.

Lizeth despertaba bañada, perfumada y vestida con un vestido de novia hecho a la medida en una cama. Luego de un rato entró Don Julian

-Buenos días preciosa ¿estás lista para la ceremonia?

La nena asustada solo asintió la cabeza mientras veía como varias mucamas llegaban con una bandeja con cocaína rosa y una jeringa, no sería una boda normal.

Continuará…

Este relato es enteramente ficticio y dichos acontecimientos no deben ser replicados nuestro único fin es entretener