1. Lingerie. Primera parte.


    Fecha: 18/04/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: ElRelatoDeCarlos, Fuente: TodoRelatos

    Esa noche caminabas por las tenues luces rojas de los pasillos de mi hotel. El sonido de tus tacones acariciando el suelo anunciaba tu llegada. Es curioso: el sonido de los pasos, los tacones, la cadencia, todo habla de una mujer y de seducción. Suelas rojas, tacón alto y piernas fuertes. Te sientes poderosa. Lo sé.
    
    Los ecos acabaron en mi puerta, la habitación 74. No llamaste, no hacía falta. Al pasar a la habitación no cruzamos palabras, ni miradas. Solo tus pasos felinos saludaron. El perfume intenso de tu piel me envolvió. Cerré los ojos. Inspiré. Me llenó de sangre caliente.
    
    Ya estabas esperando, impaciente, cuando me senté en la silla de la esquina, junto a la lámpara de pie y la mesa baja de té. Una copa me esperaba junto a la tuya. La luz iluminaba ese espacio tan íntimo con una tenue luz caliente, tímida, pero suficiente para verte.
    
    El vestido se deslizó por tu cuerpo, sin esperas. Ya sabes lo que quiero. El satén cayó al vacío por tus piernas eternas. Un paso, otro, y ya estabas muy cerca de mí y el vestido muy lejos. Lencería negra. Piel caliente.
    
    Es casi imposible no querer empujarte contra la pared, desahogar mis ganas en ti y acabar con la tortura. Tomas ventaja y sitúas tu pie entre mis piernas. Invitas al banquete lamiendo tus labios pintados de fuego. Sujeto tu tobillo por encima del fino zapato, acaricio tu piel de seda negra mientras te miro. Las ansias crecen en mí. Tú ya lo sabes, lo notas en tu pie y entre mis piernas.
    
    Retiras la pierna, molesta, enfadada y con ganas de ser perversa. Dueña de mis deseos. Doblas tu cuerpo ante mis ojos, muestras tus nalgas escondiendo el encaje secreto entre los brillos de tus labios. Tú olor…Tú perfume…
    
    Sueltas un liguero y deslizas la seda por tu pierna. Todos esos precisos movimientos hacen crecer mis ganas de poseer lo que ya me pertenece. Acercas la otra pierna y esperas. Es una experiencia sofisticada y no debe tener prisas. Deslizo mis dedos por el encaje, sin tocar la piel. Aún no. Pinto los nudos labrados de rosas, de flores y formas delicadas. Cuando sientes la calidez de mis dedos por el broche del liguero, tu piel se eriza, todos esos pequeños músculos se cuentan lo que sucede en tu mente y lo que desea tu sexo. Suspiras. Muerdes la boca. Deseas.
    
    La liga quedó liberada de su media. Alejaste la piel de mis manos, tocabas tu música y no dejabas que la melodía fuera mía. Quieres complacer al Amo. Deslizaste la seda por tu pierna hasta liberarla y con ella tus nuevos acordes. Vendaste mis ojos con ella. Sí, dejaste sin luz mis ojos, encendiste mi mente y despertaste mis otros sentidos. Noté la tibieza de tu cuerpo en ese efímero tejido y tu perfume envenenado de lujuria.
    
    Una pierna, luego la otra y a horcajadas te situaste sobre mí. Mis manos buscaron tu cintura adornada de encaje buscando sus lazos traviesos. Noté la presión aún más. Tu cuerpo caliente sobre mis duras ganas, tus pechos cerca de mi cara y el tacto suave de tu piel son mis nuevas catequesis. ...
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