1. Mi novio me comparte con todos sus amigos


    Fecha: 07/04/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    Para Mishelle fue un inicio de semana de lo más extraño, sus compañeros de oficina se mostraban extraños. Aunque para ella solo fue sexo. Para Mateo y Ángel aquello significa un logro tremendo. Ahora conocían el sabor de su cuerpo, la textura de sus nalgas y la exquisita experiencia de sentirse dentro de su hermosa amiga. Por fortuna un mensaje de su ex novio Cesar hizo que se olvidara un poco de todo aquello.
    
    —Hola muñeca —Cesar la trataba como basura, la engañaba con otras, la exhibía frente a sus amigos. Pero el sexo la volvía loca. Él era enorme en todos sentidos. Espalda ancha, brazos fuertes llenos de tatuajes y un miembro que se marcaba sobre su pantalón aun cuando no estaba excitado. Además aprovechaba cada oportunidad para tocarse, le gustaba que vieran aquel bulto entre sus piernas. A Mishelle le gustaba viajar abrasada a su espalda en su moto, todas esas sensaciones la hacían caer en sus garras cada que el la buscaba.
    
    —Hola.
    
    —Te extraño muñeca.
    
    —Tengo nombre, no me digas muñeca.
    
    —¿Cuándo nos vemos? —Mishelle dudo en contestar, sabía que era un círculo vicioso el estar cerca de aquel grandulón.
    
    —¿para qué o qué?
    
    —Ándale, no seas así, ¿paso por ti el viernes y vamos a ese lugar donde ponen puro rock va?
    
    —Bueno
    
    Pasó la semana esquivando a sus amorosos amigos que peleaban por su atención, por fin el viernes. Mateo y Ángel se quedaron boquiabiertos mirándola subir a la moto de ese, por el que lloraba cada que la botaba.
    
    Cesar No perdió ni un instante y desde la primera oportunidad le apretó las nalgas, le arrimó su verga por la espalda y la besó.
    
    —Extrañaba este culito apretadito.
    
    —Menso —las enormes manos sobre su cuerpo la ponían muy cachonda y esa misma noche terminaron en un hotel sobre Tlalpan.
    
    —Te tengo un regalo.
    
    —¿En serio? ¿Que? —Cesar sacó una bolsa y le mostró un traje de colegiala, falda de cuadritos roja, unas medias y ligueros, así como una blusa blanca y corbata.
    
    —¡Póntelo, sabes que me gustan los disfraces mamita!
    
    La subió sobre sus piernas para nalguearla, iba dándole más y más fuerte. Sus nalgas enrojecidas temblaban por el dolor y Mishelle apretaba los dientes, aun así soltaba algunos quejidos. Luego le fue metiendo la lengua entre sus nalgas, escupía sobre ella y seguía golpeando.
    
    —Pinche culito sabroso cabrona —masajeaba sus nalgas, y buscaba sus pelones para retorcerlos, logrando que ella gritara.
    
    —¡ME DUELE NO MAMES!
    
    —Cállese cabrona, ¿Apoco no extrañaba a este?
    
    Se sacó la verga, ta grande que le atravesaba la cara a Mishelle, la arrodilló y se la recargó en el rostro. Gruesa y grande sentía como palpitaba.
    
    —¡Ahora probemos si aún te cabe en esa boquita muñeca!
    
    Mishelle se abalanzó sobre aquella verga, era imposible que entrara en su boca por completo, aun así ella se esforzaba, tosía a causa del esfuerzo y cesar se retorcí de placer.
    
    —¡Esa es mi muñequita la más perra!
    
    —¡Haaagaggg!
    
    A ella le encantaba sentirse usada, que fueran bruscos con ...
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