Número 79 (parte I) - Relatos Eróticos

Número 79 (parte I)

... la cara interna de sus muslos. Las cicatrices, que en un par de días acabarían por desaparecer, estaban dispuestas en tres direcciones diferentes y formaban visualmente un conjunto bastante interesante. Piel blanca, marcas rojas y pequeñas zonas amoratadas. Se fijó ademas en el dedo corazón de su mano derecha, todavía podían verse las marcas de sus dientes de minutos antes. Conjunto de arte efímero.

Oyó una puerta abrirse y la música subió de volumen. Amo salía ya a buscar a Perra. Su corazón se puso a latir al doble de velocidad en sólo un instante. Los pasos se aproximaban y los apenas diez segundos se le hicieron eternos. Cerró los ojos y esperó su olor. Naranja, limón, bergamota, lavanda suave y sándalo. Inconfundible. Un fuerte espasmo le subió desde la vagina hasta el cerebro por la médula espinal. Apenas tembló. Debía permanecer inmóvil o atenerse a las consecuencias.

Pasaban los segundos y Señor seguía a su lado, era indudable, pero el hecho de no poder verle le turbaba la mente. ¿Qué instrumentos habría pensado usar con ella esa vez? ¿En qué partes de su cuerpo? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Estaría ya con el rabo erecto? Puta llevaba tiempo notando humedecerse su interior, había empapado ya la braguita y la primera gota de flujo amenazaba con abandonar la tela y caer finalmente al suelo. Condensación sexual, pensó.

Pero lo que primero cayó al suelo fueron las cuerdas que Señor tiró a su derecha. Sin mover la cabeza, abrió los ojos un segundo y los dirigió al lugar para comprobarlo. Las de cuatro milímetros. Ese día sus heridas tardarían más en sanar y se alegró secretamente por ello.

Un leve tirón de pelo en su coleta fue el primer contacto físico de aquella tarde. Amo dirigió la cabeza de puta a su entrepierna desnuda, donde su polla en un leve estado de erección lucía majestuosa. Restregó suciamente la cara de Zorra contra su sexo, aún asiendo firmemente su cabello. La separó levemente, escupió contra su cara tres veces y volvió a frotarse.

Puta respiró aliviada, por fin empezaba el castigo.