Adicta a tus labios-10 - Relatos Eróticos

Adicta a tus labios-10

... aprovechar de ti —le explicó.

—Es un tonto, ya debería conocer mis sentimientos por él—se quejó—Dime, ¿Natalia tiene celos de mí? —le preguntó y Martha negó.

—No pongas esa carita—acarició su mejilla—Dale tiempo, solo se siente inseguro de sí mismo, aunque espero por su propio bien no se sobrepase contigo, porque me va a conocer —expresó. Ella podía soportar los celos estúpidos de Robert, pero no toleraría si le llegase a causar algún tipo de daño a su amiga.

—Espero dejé sus estúpidos celos, si no me veré obligada a terminar nuestra relación —mencionó

—Te apoyaré en lo que decidas —le dio un trozo de pizza.

Luego de que terminaron su cena, tomaron sus libros para comenzar a repasar y pasaron casi toda la noche leyendo hasta que el sueño las venció. El día del examen, ambas estaban muy tranquilas y concentradas en su hoja, respondiendo lo más que podían. Todas aquellas horas de estudios, le dieron sus frutos, ya que ambas sacaron una de las mejores notas del salón. Aunque deseaba ir a festejar con Andrea, decidió pasearse por una agencia para comprar los tiquetes de avión, el cumpleaños de su novia estaba muy cerca y quería llevarla a conocer Argentina. Ya que, en una de sus tardes de película, Natalia le había confesado que desde muy pequeña siempre quiso ir a conocer ciertos lugares de aquel país.

Después de un día largo en la tienda, Martha se paseó por el spa para disfrutar de un rico masaje, quería estar un poco relajada para ir a visitar a su novia y darle las buenas noticias. Cuando ingresó al bar, no vio a Natalia en la barra e intuyo que estaría en su oficina, por lo que dirigió sus pasos a ese lugar. No quiso anunciar su llegada para darle una sorpresa, pero al girar la perilla, se topó con una imagen desagradable. Su novia se estaba besuqueando con un hombre.

—Veo que llego en mal momento —expresó, con un tono frío.

Natalia reaccionó al escuchar esa voz y como pudo se zafó del agarre de su exnovio. Cuando su mirada se cruzó con la de su novia, sintió una extraña sensación en su corazón. Cómo podía explicarle a Martha la imagen que acababa de ver.

—¿Quién es ella? —aquel hombre preguntó.

—No es lo que parece —expresó, al querer acercarse a su novia, pero aquel hombre lo impidió.

—Tú y yo estábamos en algo importante —dijo, sin soltarla.

—Déjame, te dije que te fueras de mi oficina —lo abofeteó.

Martha decidió marcharse del lugar, no tenía caso que estuviese allí, presenciando una escena que jamás pensó ver.

—Deja que se vaya —expuso el hombre y Natalia le dedicó una mirada asesina.

—Si no quieres que te denuncie por invasión a la propiedad privada, más te vale que nunca regreses a mi local —lo empujó, para ir detrás de Martha.

Al salir de su oficina, decidió abordar su vehículo para ir a ese lugar donde ella estaría y mientras conducía al río Misisipi, se maldecía por haber permitido que su ex la besara. Le dolía haber lastimado a su novia de esa manera y temía que su relación se viniera ...