1. Despertar en París


    Fecha: 08/03/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... se duchó sola. Se acostó un poco agria, como si hubiese esperado algo, que yo no hubiera sabido darle.
    
    Tardé un par de horas en dormir, ella me hablaba de la amiga rubia que teníamos en el asiento de delante, que si la miraba, que estaba recién casada… todo fue desde que, la ayudé a subir el bulto, Sasa se había enfadado.
    
    Por la mañana el día estaba gris, a duras penas se podía ver desde la ventana la tour Eiffel, desayunamos rápidamente, la guía, nos esperaba con impaciencia.
    
    -Prepárate hoy, hasta la noche eres mío, me recordó, yo estaba excitado, no sabía por dónde me saldría. Pasaron las horas y me pidió que la acompañase al baño, allí estuve aguantándole durante un largo rato la puerta, rota por cierto.
    
    Ella estaba muy cansada, o un poco débil por su convalecencia a causa de un accidente. Me pidió que me desnudara, después ella me dijp,- mira estoy cansada, quiero que me des besitos, pero ahí no, me ordenó señalándome su sexo, por todo el cuerpo, -si te arrimo la cara o te digo que pares, paras…me dijo con voz burlona.
    
    Ella se durmió pero, yo no, me dejo a cien, me gustaba su olor, su intocable pubis perfumaba mi nariz, cuando lo rozaba, mientras que los besos dulces la dormían. Yo me enfadé un poco de que jugase así conmigo, pero las normas, son las normas.
    
    -Ah, recuerda no quiero que vayas al baño a eso, recuerda lo de las gotas, me dijo mientras que estaba por el beso cien…
    
    El día era radiante, hacía calor y era mi turno, veinticuatro horas en las que yo podía mandar. Nos vestimos los dos, ella con falda gris y con un top a rayas, yo con vaqueros claros y camisa azul.
    
    Me acerqué a ella, cuando íbamos a salir, y le pedí- ponte el tanga la revés, de manera que el hilo le cubriera parte de su grandiosa anatomía. Ella se puso roja como un tomate, pero le dio la vuelta, tal como yo se lo había mandado. En los museos que visitamos yo le tiraba de las braguitas y las dejaba en tensión, medio metidas en sus labios.
    
    Hacía mucho calor, llegamos a la habitación exhaustos, le pedí que nos duchásemos juntos, y lo hizo sin rechistar, al terminar nos secamos, yo me puse la toalla enrollada a modo de falda y le dije.
    
    -Súbete encima de la mesa y ponte de cuclillas, yo cogí la silla y observe esa vulva oscura y carnosa, que ella tanto reparo tenía en mostrar. La escondía, se avergonzaba, no sé por qué, podía lamerla, estaba en mi derecho pero no, hice comentarios obscenos hasta que la puse roja, ja, ja, por dios que mirada, me atravesó con ella.
    
    Yo me quité la toalla y le mandé que fuese al baño y cogiese el aceite para bebés, que yo había traído adrede, en una ocasión en un descanso hablamos de ello, ella lo recordó al ver la marca.
    
    -Mira me pondré boca arriba y me tienes que dar un masaje, desde las rodillas hasta el ombligo, tú ya me entiendes, si te digo que pares es que, no me puedo ir, al menos más de tres, si continúas la culpa será tuya y tendrás que beber. Le dije
    
    No se cortó ni un pelo, se puso borde y empezó ...