1. De monja a puta de lujo


    Fecha: 26/02/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta la cintura, ahora sentía sus manos acariciar mi piel, las notaba recorrer mis muslos metiendo sus dedos en su parte interior llegando a tocar mi vulva, notar como mis bragas se habían mojado susurrándome precisamente eso al oído, luego los sacaba de allí y apretaba con ellos mis glúteos por encima de mis bragas, notaba como muy despacio cogían la tela de mis bragas y me las empezaba a quitar bajándomelas por debajo de mis rodillas, sus manos se apartaban de mis caderas dejando caer mi hábito hasta el suelo tapándome nuevamente las piernas, veía a través del espejo como se empezaba a bajar y quitar sus pantalones, veía como sus manos nuevamente me subían el hábito, dejándolo por encima de mis caderas como antes o sujetándolo con sus brazos a la vez que sentía su pene sobre mis glúteos desnudos, sus manos sobre mis caderas y fue el momento en el que realmente me asusté y pensé en lo que estaba haciendo, la parte racional de mi cerebro todavía no me había abandonado, seguía luchando contra la excitación de mi cuerpo, hasta que sentí sus dedos sobre mi clítoris, humedeciéndose en mis labios y en mi vagina, allí acabó toda resistencia.
    
    Una de sus manos había bajado por mi cadera hasta mis nalgas, metiéndose entre mis muslos para descubrir la humedad que guardaban celosamente, sus dedos empezaron a pasearse por en medio de mis labios, presionando mi clítoris y acariciando la entrada de mi vagina, algo que había jurado no volver a hacer estaba a punto de suceder, había jurado no entregar mi vagina a ningún hombre estaba a punto de caer como un castillo de naipes. Andrés me separó un poco de la mesa abriendo un poco mis piernas, mis bragas húmedas hacía tiempo que yacían en el suelo por debajo de sus calzones y parecían estar haciendo el amor al igual que nosotros cuando sentí como algo gordo, duro y suave bajaba al abrigo de mis labios hasta mi vagina y metiéndose en ella su glande empezó a penetrarme sacando un pequeño gemido de mí al notar aunque solo fuera su cabeza dentro de mí.
    
    El gemido fue en aumento cuando le sentía entrar y salir de mí, cuando me iba llenando con su pene, dilatando más y más mi vagina, mi cuerpo estaba casi paralelo al suelo, mis piernas abiertas y Andrés detrás de mí entrando y saliendo de mi vagina con su pene, me sujetaba a la mesa mediante el apoyo de los antebrazos, mi cara se movía según recibía cada empujón, cada vez que me penetraba y me atravesaba entera con su lanza, veía el reflejo en el espejo, veía como Andrés miraba como me la metía, como su cara experimentaba el placer de meterme su pene y aquello me excitaba aún más, que él viera como desaparecía su polla dentro mi vagina y por supuesto ver mi propio placer reflejado en mi cara, con la boca abierta sin poder emitir sonido alguno, salvo en ocasiones que al sentirme penetrada tan profundamente con su pene cuando le veía mover su pelvis hacia delante y hacia atrás con fuerza, conseguía arrancarme pequeños gritos que poco a poco se hicieron más ...
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