1. Para comenzar: Mis experiencias masturbatorias


    Fecha: 20/02/2024, Categorías: Fetichismo Gays Masturbación Autor: Anonimo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... pisca de esa lechita. Lo que vino a continuación fue autorevelador; el sabor que se esparció por mi boca me volvió loco. Era un extraño balance entre algo un poco ácido, dulce y de consistencia cremosa. Instantáneamente, lamí el resto de semen que quedaba en mi mano y comencé a recolectar los restos que tenía esparcidos en la panza y el pene; de hecho, tomé mi pene ya flácido y lo estrujé hasta sacar la última gota de mi leche para llevármela a la boca. Fue exquisito. De hecho, de ahí en adelante creo que siempre me he tragado mi semen después de masturbarme, incluso cuando he estado con otras personas. La sensación de saber que ese líquido sale de mi propio pene y vuelve a mi boca es para mí, simplemente brutal. A veces, me recostaba en la cama pero apoyando las piernas en la pared, de tal forma que mi pene quedaba colgando sobre mi cara; me masturbaba así con la intención de que al terminar, abiera la boca y no perdiera una sola gota de mi lechita.
    
    Sin duda alguna que también he experimentado con mi orina casi de la misma forma. No obstante, comenzó de forma un tanto diferente, pues fue una ocasión antes de entrar en la ducha. Ya estaba desnudo y sentí ganas urgentes de orinar; sin embargo, mi mente de puber pervertido se encendió, y me pregunté qué sabor tendrían mis propios meados. Asique en lugar de orinar en el wc, me metí a la ducha, me incliné hacia adelante, de tal forma que mi cara quedara frente a mi pene y disparé el chorro de orina en mi propia cara. Abrí la boca y llené lo que más pude de mi elixir dorado. Lo mantuve unos segundos en mi boca, sintiendo la cálida temperatura del líquido y luego lo tragué por completo. Al principio, sentí un poco de asco, pues el sabor era bastante fuerte. Pero luego de unos momentos, lo volví a intentar. Y esa fue la primera de varias duchas en las que me meaba a mí mismo; rociaba mi cara y cabello con mi propia orina, la tragaba y mezclaba con mi semen al acabar.
    
    Y finalmente mi otro fetiche descubierto a temprana edad fue la saliva. Hoy en día amo la saliva, dar besos que me choreen toda la boca y tragar la saliva de otros. Pero en esta ocasión, sólo quiero referirme a lo que he experimentado conmigo mismo. Obviamente, cuando lamía mis pies o escupía en mi pene para lubricarlo, el olor a mi saliva impregnaba mi cuerpo. Fue así como poco a poco se convirtió en parte fundamental de mis exploraciones. Hasta que un día, se me ocurrió sentir el líquido un poco más allá. En medio de la masturbación, decidí acumular la mayor cantidad de saliva que pudiera en mi boca; luego, puse una de mis manos en forma de cuchara y escupí toda esa saliva en ella. Acto seguido, esparcí el líquido por toda mi cara y dejé que chorreara por mis mejillas y labios. Fue increíble. Seguí juntando saliva y escupiendo por todo mi cuerpo, sintiendo mi piel pegajosa y con el característico olor a mi saliva.
    
    Y bueno, eso es todo por ahora. Actualmente, admito que tiendo a grabarme haciendo todas las cosas que he descrito en ...