1. Para comenzar: Mis experiencias masturbatorias


    Fecha: 20/02/2024, Categorías: Fetichismo Gays Masturbación Autor: Anonimo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... no producía olores demasiado fuertes. Aún así, me quedé delirando con el aroma y no tarde en sentarme de tal forma que pudiera llevar uno de mis pies a mi cara. Aún con las medias blancas puestas, olí mi pie con todas mis fuerzas. El mismo aroma, un tanto más concentrado llenó mis fosas nasales y provocó que mi amigo entre mis piernas comenzara a levantarse. Frente a mi cama tenía un espejo, y al levantar la vista, me reí ante la situación en que me veía a mí mismo. Pero proseguí; rápidamente me quité ambas medias y las lancé al suelo. Antes de oler directamente mi pie desnudo, lo observé por un momento. Tenía algunas pequeñas pelusas blancas del interior del calcetín y las fui quitando de a poco. Observé mis pequeños dedos un tanto rosados por la agitación de haber hecho ejercicio hace unos momentos. Entonces fue cuando por fin presioné mi nariz contra mi pie y me sentí en el cielo. El olor no era muy diferente, pero sentir el tacto de la piel de la planta de mi pie haciendo presión contra mi nariz y mis labios fue increíblemente excitante. Sin darme cuenta realmente, entreabrí mis labios lentamente para dejar salir mi lengua y lamer tiernamente la parte superior de la planta de mi pie. El sabor era un tanto salado, asumo que por el sudor.
    
    Cada segundo que pasaba sólo aumentaba mi excitación. Luego de esa primera y tierna lamida, cogí mi pie y lamí la planta desde el talón hasta los dedos. Comenzé a meter mi lengua por entre mis deditos, saboreando cada centímetro de piel sudada. La lujuria me consumió y comencé a lamer frenéticamente mi propio pie; la saliva comenzó a chorrear por mi talón y mojar toda el area alrededor de mis labios. Entonces, me detuve por un momento y comencé a desvestirme rápidamente. Una vez que estuve completamente desnudo, volví a coger mi pie y a chuparlo como si fuera un mango. El olor de mi saliva mezclado con el sudor de mi pie era una fragancia embriagante que jamás había experimentado antes. Cogí mi otro pie sin lamer, y comencé lo propio, pero esta vez comencé a masturbarme al mismo tiempo que lamía mi pie. De tan sólo imaginar la escena me erecto ahora mismo; un chiquillo de 13 años, completamente desnudo, lampiño y sin duchar, masturbándose mientras lame sus propios pies frenéticamente. Cuando llegué al clímax, eyaculé como si no hubiese un mañana; a pesar de que mi semen pre-puber era casi transparente, el orgasmo no cambiaba en lo absoluto. Así, transformé esto en una práctica usual, sobre todo antes de ducharme y estar un tanto sudado; algo que hago hasta el día de hoy.
    
    Mi experiencia con mis pies fue sólo el primer escalón a darme cuenta de que me volvería adicto a mis propios fluidos corporales, por decirlo de alguna forma. Dentro de aquella misma edad, descubrí mi gusto por mi propio semen. Un día, luego de masturbarme, mi mano quedó cubierta con aquel elixir virginal; llevado por la curiosidad, me llevé la mano a la nariz y olí. Casi no olía a nada, asique sin dudarlo saqué mi lengua y probé una ...