1. Coloqué mi mano sobre su hombro diciéndole, No te asustes continua, que yo sé lo que es estar sola.


    Fecha: 12/02/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... se levantó de la butaca, me tomó por ambas manos y me condujo hasta el sofá de la sala, diciéndome. “Qué bueno que me comprendes, tenía un miedo tremendo a que no lo hicieras y te ofendieras conmigo, por estar haciendo eso.”
    
    Mientras acercaba mi cuerpo al de ella, después de tomar asiento a su lado le respondí. “Yo también tengo ese mismo sentir que tú, y al decir eso nuestros labios se unieron.”
    
    Por un tiempo indefinido, nosotras dos nos besamos y acariciamos apasionadamente, al punto que la pequeña toalla que tenía ceñida a mi cintura, ni cuenta me di cuando se desprendió de mi cuerpo.
    
    Prácticamente las dos estábamos completamente desnudas, en medio de la sala, ya con nuestras manos habíamos comenzado a explorar una el cuerpo de la otra.
    
    Yo me encontraba tan excitada, que deseaba seguir y seguir así sin que nos detuviéramos. Pero Melisa, quizás un poco más juiciosa que yo me detuvo, no por temor a que alguien llegase y nos encontrase así, sino más bien por comodidad. Ya que me propuso que fuéramos a una de las habitaciones, por eso para estar mucho más cómodas.
    
    Las dos sin soltarnos nos pusimos de pie, y terminamos en mi habitación, mi cama es matrimonial. Por un instante tanto ella como yo actuamos tímidamente, volviéndonos a besar, con cierta ternura y suavidad, pero casi de inmediato, al sentir sus labios y su cálida piel contra la mía, nos volvimos a entrelazar en un fuerte y excitante abrazo.
    
    Melisa no dejaba de acariciar mi cuerpo y yo el de ella, así que lentamente nuestras vulvas comenzaron a rosarse una contra la otra, y el placer sentido por mí era algo completamente nuevo y bien diferente, de momento los senos y parados pezones de Melisa, se encontraban dentro de mi boca, los que chupaba y lamía una y otra vez.
    
    Al tiempo que los gemidos de mi compañera me excitaban muchísimo más. Y de momento sentí la gran necesidad, de llevar mi rostro directamente sobre su depilado coño. Los gemidos de Melisa no dejaban de escucharlos, yo por mi parte besaba y chupaba una y otra vez su cálido y sabroso coño.
    
    Hasta que ella cambió de posición, colocando su cara contra el mío. Y a partir de ese instante, disfrute de algo tan lindo y único que casi lloro de la alegría.
    
    Mis orgasmos por lo general siempre habían sido por uso costumbre, discretos y apagados, pero con Melisa disfruté, no tan solo de múltiples orgasmos seguidos, sino que hasta grité de placer cada vez que ella me chupaba mi clítoris o introducía sus dedos dentro de mi cuerpo.
    
    Hoy en día Melisa y yo somos una pareja, como ninguna otra, en ocasiones ella cuando llegó agotada del trabajo, rápidamente se dedica a darme un magnífico masaje con aceite por todo mi cuerpo, al igual que hago yo con ella en ocasiones que la veo tensa por los estudios.
    
    Ambas jugamos con nuestros vibradores, proporcionándonos placer mutuamente y hasta en ciertas ocasiones nos hemos puesto a explorar otras áreas de nuestros cuerpos, cosa que únicamente he dejado que un solo hombre me ...