1. Al fin feminizado


    Fecha: 04/09/2019, Categorías: Transexuales Autor: GenovevaSexy, Fuente: CuentoRelatos

    -Me gusta de los dos lados: he explotado en un orgasmo delicioso frotando como loca mi vagina contra otra vagina y he disfrutado cabalgar sobre un buen miembro duro, grande y gordo, pero tú… -hizo una pausa mientras me metía la lengua en la oreja y, teniéndome desnudo y amarrado a la cama de pies y brazos abiertos, me agarró con fuerza el cuello de mi apenado pene erecto, que apenas si sobrepasaba la palma de su mano-… me das risa. -afirmó con una carcajada.
    
    Envolvió y apretó con su puño mi polla y con el pulgar frotó la cabeza, metiéndome sin delicadeza la uña en el pequeño agujero, lo que me provocó dolor, pero nada podía hacer para defenderme.
    
    Había aceptado desde principios de semana una cita con Julia, mi profesora de universidad, y había llegado el día este sábado. Acudí a su casa con la esperanza de un romance o quizá llegar a un beso, pero de un momento a otro me llevó a su habitación, me quitó toda la ropa, me tiró a la cama y me amarró de los puños y los tobillos a cada esquina de la cama. Por más que quise defenderme, era una mujer fuerte, con un cuerpo bien formado pero grande y considerablemente alta.
    
    -No me tengas miedo –me dijo– de igual manera vamos a disfrutar de una rica corrida los dos; bueno, considerándolo bien… las dos.
    
    Me asustó su declaración.
    
    -¿Con cuántas mujeres has estado antes?
    
    Comencé a balbucear una respuesta, pero me acalló con su dedo sobre mi boca.
    
    -No trates de mentir. Se nota que este pequeño pito no ha cantado nada -súbitamente llevó sus manos a mis testículos. Les dio un apretón y luego llegó a mi ano, tratando de introducir su dedo índice, sin lograrlo.– y tampoco este agujerito. Esto va a ser interesante -sentenció.
    
    Se levantó de la cama y trajo un antifaz para dormir. Me lo puso sobre los ojos. Yo traté de defenderme, o bueno, simular que quería defenderme, diciéndole que me soltara, que no quería, pero fue imposible. Me quedé sin poder ver lo que ella hacía y solo la escuché moverse de un lado a otro del cuarto y abrir gavetas y puertas.
    
    -Esto te va a encantar. –Me tomó el pie derecho, y sentí que me calzó con una sandalia de tacón que me ató al tobillo. Le comencé desesperado a gritar que me soltara, pero por más que me movía no lo lograba. Me puso la otra sandalia en el pie izquierdo. La sensación en los pies comenzaba a ser muy agradable. Sentí en la cintura unas cuerdas que me amarró a los lados, luego algo cubrió mi miembro y por atrás una cuerda se metió entre mis nalgas… ¡ella me había puesto un hilo dental!
    
    Mientras me seguía defendiendo, aprovechó que levanté la espalda para pasar algo debajo y luego lo abotonó al frente, era una minifalda.
    
    Me quitó el antifaz y lo primero que vi fue mi cuerpo transformado a medias en una mujer.
    
    Subí la mirada y ella estaba con su teléfono, esperó que la viera y escuché el sonido de la cámara. Me había tomado una foto.
    
    -Si sigues defendiéndote –me dijo– en este momento lo mando a todas las redes sociales de la ...
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