1. Nuestro primer encuentro


    Fecha: 28/01/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Ya conocíamos a grandes rasgos lo que nos gustaba y lo que no a cada uno.
    
    Estábamos ansiosos por conocernos. Habíamos pasado varias noches pajeándonos entre las sábanas, cada uno en su cama, en su ciudad. Enviándonos fotitos, haciendo sexting, llamadas calientes.
    
    Me excitaba esa voz de furia, de mando que tenías conmigo.
    
    Planee mi viaje acorde a la fecha de tu cumpleaños, para poder conocerte y darte un regalo.
    
    Me avisaste a última hora que podías dedicarme unas horas antes que ir a la fiesta de cumpleaños que te tenían en tu hogar.
    
    Yo estaba con un amigo en un departamento rentado, de esos que rentan por días.
    
    Te complicaba que estuviera otra persona en nuestro primer encuentro, pero tu calentura pudo más y accediste.
    
    -¿Qué llevas puesto? -preguntaste.
    
    -Vestido, Señor.
    
    -Voy caminando por Matta. Quiero que te quites la ropa interior sin que tu amigo se dé cuenta y la lleves en la mano. Espérame en esa esquina y cuándo me veas me entregues tus calzones en la mano. ¿Entendiste?
    
    -Si, Señor.
    
    Me quité los calzones, los escondí en mi mano y te fui a buscar.
    
    Llevaba un vestido tipo vaporoso, y corto. Si me giraba, se podía ver el redondeado de mi culo.
    
    Con los calzones en la mano, podía sentir el fresco del viento rozando mi culo y mi zorra húmeda. Sentía la humedad bajando, y un sutil hilo de babas entre mis piernas.
    
    Bajé el ascensor y salí del edificio.
    
    Te esperé en la calle, en la esquina, tratando de reconocerte.
    
    Un fuerte viento cruzó y levantó mi vestido. Desprevenida, se levantó completo y varias personas vieron la desnudez de mi zorra, mi culo gordo. Con ambas manos lo bajé, me sonrojé y en eso te vi.
    
    Si antes tenía un hilo de babas, ahora tenía un chorro. Una llave abierta.
    
    Me saludaste con un beso rozando suavemente mis labios y yo te entregué mis calzones.
    
    -Buena PERRA. Me dijiste, haciéndose énfasis en la palabra perra.
    
    -Gracias, Señor.
    
    Llegamos el departamento, dónde mi amigos nos estaba esperando. Conversaron un rato ellos.
    
    Yo temblaba, estaba nerviosa y ansiosa. Caliente también. Recordaba todo lo que habíamos hablado anteriormente y me daban unas ansias por probar tu mano, tu pico, tu todo.
    
    -Bueno, vinimos a jugar. ¿Cierto? ¿Quieres ver mi mochila?
    
    -Si, si quiero Señor. Muéstreme.
    
    Fuiste sacando uno a uno tus artilugios.
    
    Un flogger de cuero, un tawse rojo, un revenque, una fusta, un pequeño látigo.
    
    -¿Cuál quieres probar?- Preguntaste.
    
    Yo estaba emocionada, hace meses que no recibía unos buenos azotes.
    
    -¡Todos! ¡Quiero probarlos todos, Señor!
    
    Mi amigo, por su parte, miraba atento y curioso, deseando él también ser parte de esas azotainas.
    
    -Ponte en posición. - Me ordenaste.
    
    Separé mis piernas y me apoyé en el mesón de la cocina. Me levanté el vestido y lo sostuve con mis manos para que no cayera. Así tenía todo mi culo y mi zorra expuesta para él.
    
    Comenzaste con el flogger, preguntándome de tanto en tanto cómo iba yo. No nos conocíamos, por ...
«123»