Chantal camino de la exploración III. Chantal tien - Relatos Eróticos

Chantal camino de la exploración III. Chantal tien

... dejarme salir de casa vestida como una vulgar buscona hambrienta de sexo. Le había llamado impotente con mini pene, incapaz de satisfacer mis necesidades sexuales y que además le iba a convertir en un cornudo consentido y simplemente no dijo nada, aceptando su situación como un sumiso avergonzado y humillado en lugar de como un hombre de verdad. Supongo que hacía tiempo que era conocedor de este nuevo paradigma

Sin mirar para atrás, decidí parar un taxi, para que me llevara a una zona de ocio, bares y discotecas de la ciudad. El taxista estuvo más tiempo mirándome por el retrovisor que mirando hacia adelante y saque mi lado más exhibicionista, mostrándole mi cuerpo semidesnudo, abrí mis piernas para que pudiese entrever que no llevaba ropa interior, la luz del taxi estaba cerrada, pero seguro que pudo imaginárselo. No tardó en pedirme tener sexo con él donde fuese, pero le dije que no, que si quería podía masturbarse mirándome. Aparco en una calle poco iluminada.

Esta situación de poderío por mi parte me empoderaba y a la vez me excitaba, vi como se sacaba su pene totalmente erecto de su pantalón, una buena medida y un buen grosor, no como el del cornudo de mi marido y empezó a masturbarse frenéticamente mientras me miraba lascivamente y yo que, la situación me había excitado, también empezaba a tocarme, pechos, piernas y mi sexo totalmente humedecido. No tardamos mucho en tener nuestros propios orgasmos. Era un hombre de mediana edad y con un atractivo un tanto primario que seguro me follaría con intensidad y pasión sin preocuparse por mis necesidades. Al final le pedí su teléfono por si algún otro momento quería una situación de sexo con él, no lo descarté en absoluto. Hacía mucho tiempo que no tenía un hombre pidiéndome masturbarse mirándome

Cada vez estaba más segura de mí y me gustaba sentir este poderío emocional, nunca antes había aprovechado mi situación como mujer, me sentía una mujer feminista y con poder de decisión tanto en mi trabajo como en mi vida personal, pero algo también estaba cambiando

Al fin llegué a la zona de ocio, había muchos jóvenes y no tan jóvenes, me decidí por entrar en un bar de copas, bastante lleno, muchos fueron los hombres que giraron sus miradas y me dirigí a la barra para pedir un gin tónic, pude sentarme en la barra, enseñando mis largas y bien torneadas piernas, llevaba unos zapatos de tacón alto, pero que con mi altura de 1.75cm me hacían muy esbelta, alta y poco accesible a muchos hombres, era como una selección natural

Sentía el deseo en las miradas de muchos de los hombres que disimuladamente me miraban lascivamente, al cabo de un rato se me aproximó un joven sobre los 30años, bien plantado, con un buen tipo, de esos que se castigan en el gimnasio, porque realmente estaba cañón. Además agradable y simpático y se había atrevido a contactar conmigo así que le di una posibilidad, yo quería follar a toda costa y poder decírselo a mi marido a la vuelta a casa, por lo que acepté ir al lavabo de ...