Historias reales de lectoras : Sonia capítulo2 - Relatos Eróticos

Historias reales de lectoras : Sonia capítulo2

Mi marido se acostó y yo me quedé en el salón viendo la televisión . Tumbada en el sofá, intentaba asimilar todo lo que estaba viviendo . Me preguntaba que sería de mi cuando pasase ese mes que venía por delante . La Sonia fiel a la que solo su marido había acariciado ya no existía . Esa misma mujer que solo había conocido el cuerpo de un hombre y que tanto disfrutaba dando placer a su marido, ahora acababa de descubrir otro cuerpo y se sentía aturdida por lo que había sentido al hacerlo llegar al orgasmo . Y lo que más me perturbaba era sentir que la mujer que todo lo controlaba , la que manejaba todas las situaciones, estaba desapareciendo y me sentía en manos de otro hombre que ni siquiera era mi esposo .

Recordar el cuerpo de Eugenio me hizo sentir excitada . Me había sorprendido lo fuerte que era y sus vellos grisáceos del pecho me daban morbo . A mi mente volvió la imagen de sus testículos, su tacto, su tamaño . Me masturbé pendiente de la puerta del pasillo por si aparecía mi marido .

Al día siguiente volví a la taberna . Como él me había dejado claro el primer día , me puse una minifalda . Al llegar ni me miró y al igual que el día anterior tuve que comer lo que él ya le había pedido de antemano a don Manuel. Cuando terminé de comer esperé a que me dijera algo y no tardó en levantarse y acercarse a mi .

- Voy al baño y nos vamos .

Cuando salió del baño al llegar a la altura de mi mesa me ofreció su mano . No me esperaba ese gesto y mire hacia la mesa donde estaban todos sus compañeros y estos nos estaban mirando .

- Vamos a mi casa- no se molestó en bajar la voz y todos lo escucharon perfectamente .

Avergonzada le di la mano y salí de allí agarrada a él . Acababa de demostrar a todo el mundo que la mujer que todos deseaban se iba con él a su casa .

Nada más llegar a su casa me mandó desnudarme y que lo desnudara a él. Me pidió que lo masturbara y lo hice encantada . Tuve que ser yo quien agarrando su mano la llevé a mi coño y de nuevo le pedí por favor que me masturbara . Esa tarde me masturbó tres veces .

No conseguía quitarme de la cabeza a Eugenio en los momentos que no estaba con él.

El tercer día me sentí desesperada cuando mi secretaria me dijo que tenía una importante visita de unos clientes al mediodía y eso significaba que no podría ir a junto de Eugenio. No tenía manera de avisarlo . La reunión salió mal y era por mi culpa pues no lograba concentrarme . Por primera vez en todos mis años de trabajo mi superior me recriminó lo ocurrido .

Al salir de trabajar no dudé en ir a la taberna de don Ramón con la esperanza de encontrar a Eugenio. Al traspasar la puerta, me fijé en la mesa donde siempre estaba sentado con sus compañeros y para mí decepción no lo vi. Quienes si estaban eran los otros y al verme sentí sus miradas llenas de deseo recorriendo mi cuerpo. Esta vez, aprovechando la ausencia del hombre que, sin duda, era el líder del grupo, comenzaron a hacer todo tipo de comentarios groseros haciendo ...