1. Mi Pequeña Sofía – Parte 5


    Fecha: 03/01/2024, Categorías: Incesto Intercambios Lesbianas Autor: EscritorCaliente1, Fuente: SexoSinTabues30

    ... – dijo, en tono irónico, haciendo como si estuviera sorprendida, y prosiguió: – Ah, no, no, no, yo también quiero jugar -. Abril se detuvo y la miró a Sofía, sonriendo. – Está bien, es más, se me ocurre algo que podríamos probar – le dije a mi hija, mirando también a su amiga, – vengan.
    
    Las llevé a la sala, me quité toda la ropa y me senté en el sofá. – Sofi, tú me vas a montar – le indiqué a mi hija, quien tras oír esa orden, se quitó la toalla, se montó sobre mi con una pierna a cada lado, frente a frente y, rodeando mi cuello con sus manos, comenzó a rozar su vulva contra mi pene. Estaba tratando de hacer que su vagina comenzara a mojarse. Mis manos se apoyaron en sus nalgas, a veces apretándolas. Abril se había quedado sentada a un lado de nosotros, mirando atentamente lo que hacíamos y, habiendo recogido el consolador de la mesa ratona, empezó a masturbarse, primero rozando su vulva y luego metiéndose el juguete en su vagina.
    
    Tras humedecerse bien, Sofía ubicó mi pene con una de sus manos y, bajando como para sentarse, lo introdujo en su vagina hasta donde cupo. Ya teniéndolo dentro, comenzó a darme sentones, gimiendo acaloradamente. Dejé que lo hiciera por un buen rato para asegurarme de que estuviera bien excitada. Cuando noté que sus flujos caían abundantemente por mi pene, llegando hasta mis testículos y cayendo sobre el tapiz del sofá, le indiqué que se detuviera. Luego, le pedí a Abril que se levantara y reclinara el respaldo del sofá, haciéndolo una cama. Me recosté, sin moverme demasiado, y llevé a Sofía hacia mí, apoyando sus pechos contra el mío, sin quitar mi pene de su vagina. – Abril, acércate por favor, quiero decirte algo – le dije, y la niña se montó sobre el sofá cama, acercando su rostro al mío. Le susurré algo al oído, ella asintió y se bajó del sofá cama. Sofía me miró con mucha intriga, a lo que dije: – ¿confías en mí? – y ella, sonriendo, respondió: – Por supuesto, papi -. Le dije que ya no era necesario dar sentones, y yo sólo me limité a moverme de arriba hacia abajo lentamente. Nos mirábamos con deseo y complicidad, mientras ella apoyaba sus manos sobre el sofá cama, ubicándolas entre mis brazos y mi torso.
    
    De pronto, Sofía dio un gemido mezclado con algo de susto. Giró su cabeza y vio de soslayo a Abril parada detrás de ella, sintiendo cómo le iba empujando delicadamente el juguete lleno de lubricante hacia su ano. Volvió a mirarme, abriendo la boca con una sonrisa, y visiblemente emocionada dijo: – ¿en serio, papi? – a lo que respondí: – Claro, bebé, sé que te gustará -. Poco a poco, mientras me movía penetrando su vagina, Sofía fue sintiendo cómo el juguete se iba abriendo paso dentro de su ano. Sus hoyos estaban tan expandidos que mi pene casi toca el consolador debido a la cercanía de los mismos. Mi hija iba teniendo gemidos con una leve mezcla de dolor, y aún tras preguntarle si deseara que Abril se detuviera, me dijo que no. Apoyó su cabeza en mi pecho, me abrazó fuertemente y siguió gimiendo. Sus ...