1. Compañera de trabajo (VII)


    Fecha: 25/12/2023, Categorías: Lesbianas Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... gesto juguetón, y colocando la punta del dedo pulgar sobre un tembloroso ano y la palma de la mano sobre el resto.
    
    —¿De quién es esto?
    
    —Todo tuyo, mi ama.
    
    —¿Con qué propósito?
    
    —Cualquier propósito que tú quieras, mi ama.
    
    —¿Y tú, como quieres gozar?
    
    —Acaríciame por detrás, como a ti te gusta hacérmelo, hazlo por favor.
    
    —No me des órdenes… vete mentalizando de que las órdenes las doy yo —, mientras le golpeaba de nuevo el trasero.
    
    —Sí, mi ama.
    
    Sin mucho esfuerzo por la humedad, estaba cálido, suave y tan estrecho, y empecé a bombear en el interior de su ano con el dedo pulgar. Se mordía el dorso de la mano para evitar gritar, el resto de los dedos unos frotaban los labios y otros dentro, y cuando aprecié que sus músculos se contraían, me aparté. Golpeándole de nuevo las nalgas. Le da la vuelta, la incorporé y ataque su boca despacio. Saboreándole sus labios hasta que la tormenta amainó, y ella quedó laxa entre mis brazos.
    
    —¿Estás bien? —susurré. Ella asintió en silencio, sonriente, levantó la cara de mi pecho y me acarició la mejilla con una de sus manos. Le ordené sentarse en uno de los sillones, con la falda levantada y bien abierta de piernas. Obedeció sin rechistar. Aprecié por la expresión de su cara alivio cuando le retiré las pinzas de los pezones, los tenia rojos por la presión, se los besé suavemente, mientras pasaba una mano por entre sus muslos.
    
    —¿Aún estas mojada? —Creyó que me disponía a retomar lo que no habíamos terminado, pero ante su sorpresa me aparte.
    
    —Tú misma mastúrbate y nada de orgasmos hasta que yo lo diga —Sentencié
    
    —¡No, por favor, ama! ¡No voy a poder!
    
    —Claro que podrás.
    
    Se estuvo masturbando y tocándose el clítoris durante más de diez minutos, parando cuando notaba que estaba a punto de alcanzar el clímax. Sollozaba, y rogaba desesperada por correrse. Finalmente se agarró del sillón como un gesto de no poder ya más.
    
    —Muy bien, Elsa… muy bien, creo que te mereces un premio —Me arrodillé, me puse entre sus piernas y con mis dedos en sus labios vaginales, se los abrí, dejando el clítoris totalmente expuesto, paseé mi la lengua por su vagina abierta, y cuando la posé sobre su clítoris. Cerró los ojos y todo su cuerpo tembló.
    
    Cuando salí, las empleadas de la limpieza empezaban su trabajo por aquella zona.
    
    —Esperen un poco en hacer este despacho, la señorita Elsa está terminando unas tareas y no quiere que la molesten. 
«1234»