1. Una preciosidad de hijita (04)


    Fecha: 15/12/2023, Categorías: Incesto Lesbianas Autor: Pata negra, Fuente: SexoSinTabues30

    ... le ví en medio de sus piernas abiertas la pantaleta rosada que tenía puesta, pero descubrí algo más que nunca había admirado…»
    
    -Qué fue lo que le viste, mami?…
    
    «-Vi que algo negro, como si fueran pelitos, le sobresalían por fuera de la tela. Rebe tuvo que abrirse más de piernas para asomarse bien debajo de su cama. Pero yo ya no la veía a ella, sino que sólo miraba eso que tenía allí en medio, debajo de la pantaleta. Aquello me llamaba poderosamente la atención. Ella metió la cabeza bajo la cama y me dijo con una sonrisa:
    
    -¡Te encontré, Elsi!…¡Te encontré!….ahora sal de allí.
    
    Yo salí de mi escondite y ella me dijo:
    
    -El castigo para tí es que…te metas debajo de mi falda…
    
    Me le quedé mirando ansiosa, pues debido a lo que acababa de verle allá abajo era justamente lo que más me hubiera gustado hacer para saber bien qué era aquella pelusita negra que acababa de descubrir. Así que cuando ella se levantó su faldita corta yo fui a meterme debajo de ella. Rebe enseguida bajó la tela cubriéndome la cabeza con ella. Estando allá adentro aspiré por primera vez aquel perfume tan delicado y exquisito que tanto nos gusta a nosotras, Rubicita.»
    
    -Si mami…es un olor muy lindo –contestó Rubí- Pero ¿qué más pasó?…
    
    «-No pude dejar de pegar mi nariz a su olorosa pantaleta, sobre todo cuando ví que efectivamente eran vellos muy negros los que le salían por un costado de la braga. Sólo que era una pelusa cortita y estaban como rizaditos. A tía Rebe aquello también le agradaba porque mantenía mi cabeza agarrada con sus dos manos por la nuca como para que yo me pegase cada vez más a su pubis. Entonces, sin decirle nada levanté una mano y toqué por primera vez aquellos rizos oscuros que escapaban de la breve prisión de tela. Ella me mantuvo cogida de la nuca con mi cabecita hundida en su interior, por lo que mi boca estaba pegadita a su cosita. Yo olía y olía el perfume de su cuquita y no pude evitar sacar la lengua y comenzar a tallársela por encimita. Pero tía Rebe, que conocía muy bien los secretos de aquel juego, enseguida me dijo:
    
    -Ya Elsi…ahora me toca esconderme a mí…anda, vamos abajo.
    
    Bajamos de nuevo a la sala. Ahora fui yo la que me senté y ella me dijo. No voltées, Elsi…cuenta hasta diez y cuando termines búscame. Escuché el sonido de sus zapatos correr hacia arriba de las escaleras. Yo hice el conteo y después me fui tras ella.»
    
    -Y tardaste mucho para hallarla, mami?….ay, sígueme contando que eso me gusta…
    
    Lo que mi mujer le relataba a la niña me tenía embramado por completo. Me daba cuenta que todo esto era algo distinto y encantador. Mi inteligente esposa estaba utilizando una técnica que realmente me agradaba, ya que mientras jugaba a solas con Rubí aprovechaba la circunstancia para confesarme de modo indirecto las peripecias sexuales de su infancia, desconocidas por mí, llevándonos con su exquisita táctica tanto a Rubí como a mí al descubrimiento de sensaciones tan placenteras que hicieron que mi pito palpitara entre mis ...
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