1. Anna y Giovanna.


    Fecha: 17/09/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... la sujete de sus hombros con mis manos sucias de tierra y la besé, nos besamos prolongadamente, la edificación del granero nos mantenía escondidas del trajín de la calle, nadie nos podía ver, así que por varios minutos nuestras manos recorrieron nuestros cuerpos y nuestras lenguas se estimulaban la una a la otra en forma obscenamente lujuriosa, pero estábamos solos ella y yo, le hice ver de haberle ensuciado su vestido y la invité a casa a limpiarse− ¿te gustaría que nos ducháramos juntas? – le pregunté– me encantaría – me respondió.
    
    Bajo la ducha estaba yo con mi cuerpo bien torneado pero fornido por el duro trabajo de la granja y la delicia que me acompañaba bajo el agua tibia, esta morena de tez blanca cómo la leche, con grandes senos y pequeñas areolas rosadas desde donde se erguían unos diminutos pezones, muy pequeños para esas enormes y redondas tetas, pero muy apetitosas para ser lamidas y chupadas y hacer que se endurezcan y crezcan.
    
    Giovanna enjabonaba mis pechos y yo jugaba con los suyos, parecíamos dos párvulas con un juguete nuevo, nos explorábamos con dedos, manos y boca, mi corazón se aceleraba y mi cuerpo reaccionaba a sus caricias, cuando me metió sus deditos en mi panocha abierta, yo levanté una pierna para dejarle amplio acceso a mi sexo, me folló primero con dos deditos y muy pronto sentí cuatro de sus dedos presionando mi canal vaginal, con fuertes quejidos de placer me corrí mientras ella intentaba besarme, yo trataba de no caer al suelo, mis piernas no me sostenían y mi cuerpo se contorsionaba voluptuosamente– que linda que eres – me dijo mientras me marcaba mi seno derecho succionando fuertemente con sus labios, un chupón, terminé de rodillas y con su minúscula vagina a la altura justa, me metí debajo de su ingle para comerle su almejita rosada y carnosa.
    
    Giovanna gemía, tomaba mis cabellos y refregaba su chocho en mi boca, su boca estaba deformada en un rictus de lujuria, sus dientes llegaban a rechinar– cómeme toda … ¡ssiii! … cómeme … ¿uy! que rico … ¡ssiii! … más arriba … comete mi botoncito … ¡aaahhh! ¡ssiii! – ella comenzó a convulsionar y a gritar mientras mi lengua lamía a pequeños golpecitos su clítoris henchido e hinchado, su cuerpo apoyado a los azulejos del muro, parecía que se desmayaba de un momento a otro, me levanté a sujetarla y mantenerla en pie hasta que sus espasmos terminaron, ahí se sujetó de mi brazo y ella buscó mis labios, una vez más nos besamos en un beso infinito.
    
    Estábamos unidas por este deseo carnal de la una por la otra, deseos de sus caderas, deseos de sus pechos, deseos de su cinturita de niña, deseos de esos glúteos perfectos, deseos de sus bien torneadas piernas, deseos de esos pies suyos blancos y puros, inmaculados, deseos de su sexo, de abrirlo con mis caricias y extraer la miel de sus flujos con mi lengua y sentir ese elixir paradisiaco de su conchita rosada, de embriagarme con la dulzura de ese zumo divino que emana su entrepiernas, deseos insatisfechos de milenios, deseo ...
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