1. Los azotes de mi padre


    Fecha: 18/08/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Ana Isabel. Tengo 19 años y lo que os voy a contar sucede desde hace seis. En fin, mi madre murió cuando yo tenía doce años, la marcha de mi mama supuso una pérdida en casa que nos afectaría a mi padre y a mí. Soy una chica con muchas curvas, de 1,66 de altura tengo unas medidas que muchas mujeres anhelan. 115-60-90.
    
    Mi padre siempre vio en mí a una niña muy desarrollada para su edad y en más de una ocasión le pillé espiándome tras la puerta del baño o en mi habitación. Yo, lejos de incomodarme siempre he dejado que me mirase, eso me hacía sentirme bella. Al año de morir mi madre las cosas por la casa eran insostenibles en cuestión al sexo. Mi papa estaba desesperado sin mi madre a su lado y él lo pasaba realmente mal, viéndome pasear semidesnuda por la casa. Una noche de verano no aguantó más y tras ver una película juntos me ordenó que le acompañase a su habitación. Al principio pensé que me iba a dar un vestido de mi madre que llevaba mucho tiempo pidiéndoselo, pero al llegar a su cuarto observé que se había desnudado por completo y que su miembro estaba erecto. Me quedé paralizada en la puerta, pero mi papa me ordenó que entrase, que ya no aguantaba más. Lo hice y cerré la puerta tras de mí. Me dijo que me desnudase; lo hice bien por miedo o bien porque de alguna manera yo sabía que aquello tarde o temprano iba a suceder. La verdad es que me sentía atraída por mi padre, me parecía un hombre atractivo, varonil y elegante, además de poseer la polla más grande que jamás había visto, ni en películas porno las había visto como la de mi padre. Ya le había visto alguna vez en la ducha, pajeándose sin saber que yo le observaba por el espejo desde fuera.
    
    Me desnudé por completo, entonces vino donde mí y me acarició muy despacio mirándome a los ojos. Me dijo que estuviese tranquila que me iba a gustar mucho. No dije palabra alguna, tan solo me dejé llevar entregándome a él, pensando de alguna manera que se lo debía por la ausencia de mi mama. Quien mejor que yo para saciar su apetito sexual?
    
    Me llevó hasta el fondo de la habitación, allí cogió una cuerda que la pasó por encima de la viga de madera que está allí. Hábilmente deslizó la cuerda y la pasó por las muñecas de mis manos, quedando atada con los brazos estirados hacia arriba. Después con un pañuelo negro me tapó los ojos y me preguntó que si tenía miedo. Negué. No sé si tenía miedo o no, lo que sé es que estaba excitada, sentir su piel caliente en mi espalda mientras me ataba me puso cachonda. Luego sin ver ya nada noté algo en la boca, me colocó una bola atada, de las que he visto alguna vez en las películas...me gustó la sensación de sentirme indefensa ante mi papa. Pero no sabía que me iba a hacer. Mi oídos se aguzaron intentaba recrear los sonidos, para interpretar lo que estaba pasando. Escuché como mi padre abría un cajón y cogía algo de él. Se acercó a mí y me dijo que me iba a castigar por lo puta que era. Que siempre le estaba poniendo la polla tiesa, coqueteando por ...
«123»