Joanna – 15 Fuego en la piel - Relatos Eróticos

Joanna – 15 Fuego en la piel

... mojan y calientan en su sudor compartido, cierra los ojos, mientras nota como un placer intenso e imparable va recorriendo todo su cuerpo

Mientras, Yazmy se ha acercado a Gabriel, le encanta engullir aquella verga, mientras, él acaricia sus cabellos, su rostro y a la vez no deja de mirar el espectáculo, Carol por su parte, va lamiendo la entrepierna de Meiga que hace ya unos minutos que se ha quitado su uniforme, y con sus manos excita a Nuria y Alba. Nota una mano tirando de sus cabellos, ahora le apetece a Alba usar la boca, la lengua de la esclava, que entre gemidos hunde su hocico en aquel coño húmedo y apetecible, mientras moja sus manos en los sexos calientes de las otras dos mujeres.

Todo está listo, el fuego ilumina ya las iniciales de los dueños que brillan con el rojo vivo de las hierros, llega el momento, antes de empezar, los esclavos notan en la nalga donde los van a marcar, como sus dueños limpian bien con alcohol toda la zona, Margot siente la mano de Jacques mojando y limpiando este rincón de su cuerpo donde ella tantas veces le ha pedido que la marque, pero ahora está asustada, temblando, nota como me aferro a ella, como aprieto su espalda contra mi cuerpo, sus pechos contra mi piel, como mi verga se mueve en su vagina empapada. Desesperada, asustada, excitada, también ella tira su cuerpo adelante, mientras jadea. Pero es Zuleia, la primera que goza, que se corre entre los dedos de Nuri, que la besa, la acaricia, la estruja contra su piel, mientras el hierro de Raül arde en sus nalgas, la esclava está chillando, temblando entre espasmos de dolor y de placer. Mientras, Cornuda jadea, no quiere correrse aún, quiere seguir disfrutando de aquella verga, de aquellos besos y caricias, le asusta el dolor, el fuego, los chillidos de Zuleia, pero no puede evitar que la verga de Chita la haga correrse y entre gruñidos y jadeos se entrega al placer y al dolor, el hierro de Berto dibuja su inicial en su nalga, ella apenas puede moverse, Chita la tiene abrazada, la besa, la acaricia con su rostro, sigue penetrándola una y otra vez mientras ella se aprieta más y más contra su cuerpo. Berto excitado sigue empujando el hierro contra su esclava, y ella temblando, feliz y orgullosa disfruta de su dueño y de su amante, del hierro ardiente de Berto y la verga potente de Chita. Cornuda moja el rostro de Chita con sus lágrimas, con sus sollozos, busca sus besos, sus labios, mientras el olor penetrante de su carne quemada llena la pequeña sala.

Ahora es Margot quien chilla, quien tiembla y se marea, el dolor intenso, el placer de mi verga, el castigo y el premio, todo entremezclado mientras la J de Jacques queda indeleblemente marcada en su piel, Jacques sigue quemando a su hembra, ella chilla, se mea, pero al instante vuelve a buscar mis besos, mis labios, mientras sigue corriéndose, mientras sigue disfrutando de este dolor y este placer brutal y salvaje que la hace esclava y mujer.

Solo falta Rabo, también él está a punto de correrse, ...