1. Camila y Daniela 4 parte 2


    Fecha: 02/08/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Mario Fernandez, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que pudieran aparecer, siempre encontrarían una forma y su relación, seguiría desarrollándose hasta el final. Ingenuamente, pensaban que ahora todo estaba resuelto y sólo las esperaba entregarse a sus deseos y pasiones, sin embargo, esa mañana, la realidad les patearía la cara.
    
    Salió Camila de su apartamento sobre las 6 de la mañana en punto, como era costumbre para llevar a su niña al colegio. Estaba muy feliz, pues pensaba que de nuevo la tendría a solas, ya que la madre iba a trabajar y no las podía acompañar como solía hacerlo. Al cerrar la puerta observó a María, a Daniela y a un hombre que recordaba vagamente haber visto un par de ocasiones entrando y saliendo del conjunto residencial, un vecino más. Se acercó hasta ellos y saludó a María y a Daniela con una sonrisa, al hombre desconocido le dio un “buenos días” cortes y neutro. Se dirigió a María y le dijo: “¿listo? ¿ya nos podemos ir?” mirando a Daniela, entonces María le respondió: “no Camila, no te preocupes, el día de hoy a Daniela, la va a llevar su papá al colegio…mira, te lo presento, él es Carlos, mi esposo, el padre de Daniela”. Camila observo entonces al sujeto, quien era un hombre de estatura promedio y una apariencia bastante normal, nada llamativo o relevantemente atractivo, el tipo parecía de unos 40 o 45 años. Acto seguido Carlos, le tendió la mano para saludarla y con una gran sonrisa en el rostro miro fijamente a Camila y le dijo: “muchísimo gusto, yo soy Carlos, el papá de Daniela….para servirte ve-ci-ni-ta”. Camila notó, como este tipo con un escaso disimulo, la miro detalladamente de arriba abajo y clavó su mirada en sus grandes senos. La actitud de Carlos fue completamente evidente y a tres mujeres presentes en el mismo lugar, no se les escapó lo sucedido. Aunque Camila, en su uniforme habitual de trabajo, se veía normal y sus femeninas curvas no se marcaban, lo cierto, era que igualmente se veía bella y atractiva, pues su rostro revelaba juventud, delicadeza y feminidad, mientras que también, para cualquier persona, era fácil de notar, que debajo de ese uniforme se escondía un deseable cuerpo de mujer, que además, eso sí, con uniforme y todo puesto, revelaba unos senos muy grandes, que marcaban un gran relieve sobre el overol de trabajo. El pobre tipo no tenía la culpa, a cualquier hombre (especialmente un cuarentón) lo hubiera atrapado la joven belleza de Camila. Ella se limitó a responder con un recatado y amable “mucho gusto, gracias, yo soy Camila”. María prosiguió y dijo a Camila: “sí, entonces como te decía, ya no es necesario que te molestes en llevar a Daniela al colegio, pues su padre lo hará de ahora en adelante…él ya consiguió la autorización en el trabajo para salir un poco más rápido y alcanzar a llevar a Dani…te agradezco enormemente tu ayuda, pero ya no te molestaremos más…gracias Camila”. Entonces, Camila se sintió morir y quiso llorar, pues de nuevo y esta vez más sólidamente se desvanecía la oportunidad de tener cerca a Daniela y mucho más, de ...
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