1. El presumir perjudicó al conquistador y a la conquistada (II


    Fecha: 25/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... era carecer de conocimiento y experiencia en el asunto, pues pretendía ser yo quien tratara con el cliente y cobrara.
    
    Esa tarde recordé que mi empleado de confianza tenía un trabajo de miércoles a sábados en horario nocturno. Se desempeñaba como encargado de una residencia de alto nivel que funcionaba como restaurant y alojamiento. Para estar en la lista de clientes se requería recomendación y se accedía por reserva previa.
    
    Los concurrentes tenían confidencialidad asegurada y una regla estricta indicaba que nadie conocía a nadie.
    
    La comida se servía en el comedor o en alguna de las amplias y cómodas habitaciones, según deseo del cliente.
    
    Pedro, llevaba bastante tiempo trabajando conmigo, y aunque la otra tarea le reportaba un ingreso mayor, a mi lado hacía los aportes para la seguridad social. Como no quería desprenderme de él acomodamos los horarios para que la carga fuera más liviana. Este hombre, un poco mayor que yo, solterón, fiel y de pocas palabras, fue mi instructor durante el tiempo que le llevo a Sara reponerse de la irritación vaginal y anal.
    
    Uno de esos días le pedí que se fijara si alguno de los clientes era conocido mío para pedirle su recomendación. Su respuesta fue que le diera un poco de tiempo. Sin embargo a los diez minutos estuvo de regreso diciéndome que ya estaba aceptado. Ante mi gesto de interrogación su respuesta fue:
    
    - “Lo recomendé yo señor.”
    
    - “Te agradezco mucho.”
    
    Una semana después, con Sara ya repuesta, pedí una reserva sólo para el comedor. Pretendía exhibirla y, por si había demanda, llevaba tarjetas donde yo figuraba como representante y la manera de ponerse en contacto. La idea era concertar citas solo para viernes y sábado en la noche, ya que de lunes a viernes ella tenía su compromiso laboral. El límite máximo eran las nueve de la mañana del día siguiente y el domingo libre para descanso.
    
    Un sábado, dos semanas después del comienzo, a Sara la venían a buscar alrededor de las veintiuna treinta, y yo, sin compromiso, pensaba ver alguna película cuando sonó el teléfono. Era el cliente, diciéndome que un imprevisto lo iba a demorar, por lo cual me pedía de ser posible, que fuera con ella a la residencia a comer. De aceptar, él se encargaría de avisar el cambio y seguramente llegaría después de cena. Naturalmente me transferiría una gratificación por la molestia ocasionada. Sin contratiempos hicimos lo acordado y cuando llegó los dejé solos. Iba llegando a la salida cuando un mozo me alcanzó.
    
    - “Señor, por favor no se vaya, la señora Sofía lo invita a su mesa a tomar algo.”
    
    - “Encantado, pero necesito de vos dos cosas, que me digas quién es la señora Sofía y luego que me guíes hacia donde está.”
    
    - “Ella es la dueña de todo esto, sígame por favor.”
    
    La mujer que me esperaba era llamativamente linda. Poseedora de una belleza sin afectación, mostraba un leve toque de color en los párpados. Un vestido suelto muy elegante, con un escote poco revelador constituía su atuendo. Estimé ...
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