1. Por culpa de la pandemia fui la hembra de mi cuñado


    Fecha: 15/08/2019, Categorías: Hetero Incesto Infidelidad Autor: soyAriel, Fuente: SexoSinTabues30

    ... exhausta, agotada, pero la noche apenas empezaba, Carlos se incorporó y dirigió su enorme rabo a mi boca, entendí que era mi turno de darle placer, su verga tenía un olor fuerte, un olor a macho que hizo que mi boca empezara a salivar, abrí los labios y la enorme cabeza entro en mi boca, gorda, brillante y roja, succioné suavemente, una mano de mis manos buscó sus pesados huevos, la otra recorría su grueso tronco, intenté tragarme lo más que podía hasta que la punta de su nabo tocó mi garganta, eso lo volvió loco y empezó a gemir, metía y sacaba su verga de mi boca, mi saliva escurría por el tronco, entonces sentí el sabor de su precum y con mi lengua recorrí la punta de su verga en busca de su preciado líquido, hilos de precum se formaron entre la punta de su verga hasta mi lengua y mirándolo a los ojos lo saboreé en mi lengua y lo tragué, como una verdadera puta. – ¿Te gusta? – Me encanta, papi, tu verga es tan rica. – Entonces chupa ohhh, si, te daré tu ración de carne todos los días, putitaaa Cuando parecía que iba a acabar, sacaba su verga de mi boca y la restregaba en mi cara, algo que me hacía sentir tan puta, era un experto, sabía controlar su orgasmo sin que perdiera la excitación, hasta que después de un buen rato me pidió que parará, ya que estaba a punto de correrse y se subió sobre la cama, abrió mis piernas y se situó entre ellas, sentí que posicionó la punta de su nabo entre mis pliegues vaginales y me dijo: – Siempre soñé con cogerte, hacerte mía, no pudo creer que te tengo en mis brazos. – Cógeme, por favor cógeme le supliqué, Sentí que restregó la punta de su verga, buscando la entrada de mi coño y cuando lo encontró empezó a empujar lentamente, mis pliegues vaginales se fueron abriendo entrando poco a poco su enorme nabo, hasta que entró toda la cabeza, me retorcí de placer y gemí cuando sentí esa barra de carne palpitando en mi interior, se quedó quieto, disfrutando el calor de mi vagina en lo que me miraba a los ojos. – Ya tienes toda la cabeza dentro preciosa, ¿la quieres toda? – Si papi, métemela toda. – Ahí te va princesa, disfrútala Sonrió y siguió empujando lentamente pero sin detenerse, sentía como esa barra de carne se iba abriendo paso, estirando mis pliegues vaginales, me retorcía de placer, mordía mis labios para no gritar, cuando ya tenía la mitad de su verga dentro, me sujetó de la cintura y con un golpe de cadera me empaló de un solo golpe hasta el fondo de mis entrañas, me llegó tan profundo que se me escapó un grito de placer-dolor. – Ah, mmm, ayyy, papi, despacio, me partes en dos -me quejé. – Perdona, ya no pude aguantar empalarte de una, tiene un coñito tan suave y estrechito, siento tan rico como me aprietas la verga. Me tenía bien ensartada, sus pesados huevos chocaban con mis labios vaginales, empezó el vaivén, muy despacio, mientras me besaba la boca y apretaba mis tetas, su aroma a macho me embriagaba, poco a poco aumentaba el ritmo de sus embestidas y mis gemidos y espasmos eran más intensos, me estuvo ...
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