Una decisión importante. (2/2) - Relatos Eróticos

Una decisión importante. (2/2)

... y su pubertad, yo solo fui una mera espectadora.

—Bueno, imagino que no sería tan malo, eras su madre, algo de cariño si te tendría, una madre es una madre. —Argumenté intentando darla algún ánimo.

—Creo que no lo entiendes Marco. Para Vanesa yo era el enemigo, alguien quien no deseaba tener a su lado, ella solo quería a su padre, no a mí, yo sobraba en su universo.

—Elisa, quizás no te entienda, pero, ¿qué me quieres decir?

—Vanesa fue la culpable de mi divorcio con su padre.

—Joder Elisa, me dijiste que te divorciaste por una infidelidad de tu exmarido…me estás asustando.

—Vanesa tendría por aquel entonces trece años a punto de cumplir catorce. El día que ocurrió no me encontraba bien y regresé a casa antes de tiempo. Según entré y escuché los gemidos provenientes de nuestro dormitorio, pensé que mi marido me estaba engañando como así fue. Pero con lo que no contaba era con encontrarme a mi hija en cuatro, recibiendo los envites de su padre y pidiéndole con desesperación que se corriese dentro de ella.

Me quede mudo, imaginando el espectáculo que tuvo que presenciar Elisa y el mazazo que supuso en su vida. Vi como sus ojos se humedecían y su mentón temblaba, estaba pasando muy mal rato recordando aquello. La abracé contra mí y ella lo aceptó sin rechistar. De hecho, ella se abrazó con fuerza a mí también y así abrazados siguió contándome:

—No lo pude evitar, mi mente se nubló y el tortazo que le di a Vanesa la tiró de la cama e hizo que le partiese el labio. A mi marido que me miraba asustado le di un puñetazo que le rompió la nariz. Eso fue lo peor que pude hacer. Mi marido me denunció, y debido al tortazo que le di a la zorra de mi hija y con un buen abogado que mi marido conocía, me quedé sin casa, sin marido y sin hija. Lógicamente Vanesa empezó a vivir con su padre, tenían todo el sexo que querían y Vanesa le daba lo que le pedía, hasta que, a los cinco años, mi exmarido conoció a una mujer y cuando intuyó lo que ocurría entre Vanesa y su padre, la puso de patitas en la calle, ya era mayor de edad y vino a pedirme techo donde vivir.

—Y con lo que te hizo, ¿se lo diste? ¿La dejaste vivir contigo? —Pregunté asombrado.

—Marco, no deja de ser mi hija, pero me arrepiento todos los días. Cuando vino a vivir conmigo hacía unos años que vivía con un hombre, un buen hombre…que no pudo resistirse a los encantos de Vanesa. Al mes, de vivir en mi casa ya se lo estaba follando. La quise echar, pero rogó, suplicó, y me pidió que la diese otra oportunidad. Desde entonces he conocido a tres hombres más que no ha dudado en seducirles y follárselos. Con eso me deja claro que hombre que conozca, hombre que me quita, así que tendré que esperar que conozca a alguien, se enamore de él y se vaya de mi casa.

—Yo, la habría echado hace tiempo, menuda arpía. Te está jodiendo la vida desde que te quedaste embarazada. —Respondí atónito.

Elisa deshizo el abrazo en el que nos encontrábamos envueltos y me agradeció el cariño que le ...