Una más en el cuerpo
Fecha: 14/08/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... eróticos sería el sueño de más de una... yo la primera. Los dos son bastantes altos y fuertes, Manuel tiene el pelo negro y sus ojos son castaño claro, Noel tiene que tener casi la misma altura que el otro, pero con la diferencia que este tiene el pelo rubio, una cuidada barbita y sus ojos son tan azules que parece que estás viendo el océano. Noto un pequeño cosquilleo en mi sexo y eso que es el primer día y prácticamente acabo de llegar. Veo que Manu se ha quitado la camisa y se queda solo con sus pantalones, de los que sobresale un tatuaje, que parece un león o un tigre.
Termino de abrocharme las botas y vuelvo de mi ensoñamiento cuando empiezo a escuchar el agua de las duchas de los chicos, algo que me deja tentada de meterme ahí mismo, pero me sonrío a mí misma y decido darme prisa en bajar porque al final tendría que pedirles a estos que me ayudaran apagar el fuego que tengo dentro.
Me bajo a la cocina para servirme un vaso de agua que intente apagar mi calentura y me encuentro a Martín, de espaldas a mí, que debe estar preparando algún plato. Sigue sin camiseta y su enorme espalda es como un muro. Lo único que pasa por mi cabeza es en la gran tortura que voy a tener aquí con tanto tío bueno. Intento serenarme y le saludo:
- Hola Martín.
- Ah, hola Tania. ¿Te acuerdas de mi nombre? - dice sonriente girándose hacia mí.
- Sí, soy muy fisonomista y no me olvido. - añado volviendo a ver ese torso, pero esta vez extremadamente cerca y creo que me va a costar olvidarlo mientras viva.-
- Bueno, ya estás vestida. - me dice escaneando mi cuerpo, especialmente esa camiseta azul de bombera, que marca ostensiblemente mis tetas.
- ¿Antes estaba desnuda? - digo riendo con toda la malicia del mundo.
- No, mujer, jajaja... me refiero con tu uniforme, pero, por cierto, lo otro no estaría mal, jajaja...
Le devuelvo la sonrisa y veo que son todos muy vacilones, pero al final la sueltan y yo intentaré adaptarme a su juego y ser igual de sincera y directa. No quiero que piensen que soy una mosquita muerta y que puedo vacilar y cachondearme de todo como ellos.
- ¿Necesitabas algo, Tania? - me pregunta.
- Pues venía a por un vaso de agua. Todavía no sé cómo va esto.
- Verás, cada uno tenemos nuestra botella. Coge una del estante y la metes en el frigo con tu nombre.
Así, lo hago y al regresar se retira un poco para que pueda pasar hacia el frigorífico, pero como si fuera por descuido le paso ligeramente las tetas por su escultural espalda y cuando cojo la botella de agua y me sirvo un vaso, Martín se me queda mirando fijamente, principalmente a mi pecho que acaba de rozarle.
- Tania, cualquier cosa que necesitas, me lo dices, ¿vale? - me comenta sin dejar de observarme las tetas con cierto descaro.
La verdad es que estoy acostumbrada a que me las miren, son siempre una de las cosas que primero me miran los chicos y es principalmente por mi volumen, es lógico, aunque a veces vea en esos ojos algo de lujuria. ¡A saber qué ...