1. Una más en el cuerpo


    Fecha: 14/08/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... comiéndonos la boca mutuamente, con desesperación, juntando nuestras lenguas. De pronto me agacho, bajando al mismo tiempo sus bóxers y dejando a la vista una enorme y venosa polla.
    
    - ¡Qué bonita! - digo relamiéndome y sin dudarlo más tiempo, me la llevo a la boca.
    
    - ¡Uf, joder, Tania! - gime él al sentir como me trago su enorme tronco.
    
    Se la empiezo a mamar con todas las ganas, al tiempo que acaricio sus huevos y le miro con mi cara de niña mala. Después ubico su polla entre mis tetas, haciéndola una cubana bestial, sintiendo como esa verga es acariciada por la suavidad de mis pechos y gozo como una perra con ese tío que está buenísimo, con su perfecto cuerpo desnudo.
    
    En un momento dado oímos un ruido fuera de la habitación y me quedo completamente quieta, pero con casi toda su verga dura dentro de mi boca y viendo que el peligro ha pasado, se la sigo mamando con todas mis ganas, haciendo que él tiemble y jadee, hasta que él mismo me levanta, pues parece que no quiere acabar tan pronto. Me baja las braguitas sacándomelas por los pies y se queda observando mi cuerpo desnudo y principalmente mi rasurado coño, al que pega una larga lamida, haciéndome temblar de gusto, luego juega con su lengua por mis pliegues rozando mi clítoris, hasta que se levanta y se separa ligeramente de mi cuerpo.
    
    - ¡Estás buenísima, Tania! - me dice.
    
    - ¡Y tú, joder! - digo yo, saltando sobre él aferrándome a su cuello y abrazándole con mis piernas alrededor de su cintura.
    
    Martín se agarra su enorme polla, la dirige a mi coño y de una estocada me la clava hasta el fondo, notando como me llena entera. ¡Es increíble, ese pedazo de bombero está dentro de mí!
    
    - ¡Sí, sí, sí! ¡Joder! - grito yo de gusto, mientras las manos de mi compañero me sujetan por el culo y no deja de follarme, allí de pie, de forma bestial contra una de las taquillas.
    
    Los movimientos de su pelvis son enérgicos y yo acaricio su enorme espalda y los músculos de sus brazos, cuando gracias a ese polvazo, a esa situación, a mi sueño anhelado, sumado al morbo, hace que me corra, entre jadeos, que apago mordiendo su cuello y su clavícula sin dejar de botar con esa polla metida una y otra vez, hasta lo más hondo de mi coño.
    
    Un instante después, dejándome que me corra, él acelera sus movimientos, levantándome continuamente de mi culo, clavándomela sin remisión, haciendo que mis tetas boten a cada salto y nuestros sexos choquen provocando el ruido de un polvo salvaje hasta que, entre largos bufidos, se derrama dentro de mí, apretando su pelvis contra mí y mi espalda contra las taquillas.
    
    - ¡Uf, Tania! - dice él, soltando su semen en mi interior.
    
    - ¡Como follas, cabrón! - le digo dándole un piquito y luego pasando mi lengua dibujando esos labios.
    
    - Ha sido una puta locura, pero bendita locura. - responde bajándome de su cuerpo.
    
    Después, me deja ducharme primero para evitar que alguien entre y nos vea juntos y luego lo hace él, para acabar bajando para enseñarme la labor que ...
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