1. La Libertad III_15: día 07_amigas


    Fecha: 30/06/2023, Categorías: Lesbianas Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... saber que sería mejor así, más intenso? lo ignoro, pero el placer fue demoledor, se me traspasó del culo al coño y entré en una fiebre de orgasmos continuos que ella animaba y recibía con sus labios y su lengüecita que, esos sí, trabajaban sin descanso. Creo que cuando todo estuvo fuera, lo debió tomar con los dientes para volver a introducírmelo, y follarme así varias veces, mientras me pajeaba con sus largos y perversos dedos, para luego agarrar directamente aquel artilugio como si fuese un puñal y clavármelo una, dos, mil veces en mi culo taladrado, abierto, desbordado. Yo era nuevamente un animal en sus manos, sobraba, todo aquello sobraba en cualquier relación normal, pero aquella tarde, nuestra primera tarde juntas, como pareja, como amadas amantes, nos habíamos propuesto extenuarnos, arrancarnos no un orgasmo, sino todos los que viniesen o pudieran si quiera asomarse en nuestras inmediaciones.
    
    La furia de Nuria, lo que me decía, gritaba, susurraba, su forma de tocarme y de amarme, ella estaba tan desatada o más que yo, me preguntaba hasta qué punto no estaría también ella... corriéndose... Aquello sólo iba a acabar cuando fuera que tocara acabar, o cuando el mundo entero reventara, ninguna de las dos lo decidiría, simplemente acabaría y punto. Llegado un momento, yo no podía más, mi cuerpo era un pelele que soportaba como podía las embestidas, la lanzadas de Nur con el consolador. Acabé de rodillas en la cama, sobre la almohada, aplastada contra la pared, contra la ventana estrecha, alargada verticalmente, de manera que mi pobre cuerpo había quedado casi incrustado allí, mis carnes pegadas al cristal, las tetas como dos pelotas de goma estrujadas, la tripa, los brazos, hasta mi cara... no sé cuánto rato estuve así, no pudo ser demasiado, claro, pero sí bastante...
    
    Quiero decir, no había pensado que aquella habitación era la única de la casa que tenía ventanas a la calle, es que de hecho sus dos únicas ventanas daban a la calle, el resto de ventanas de la casa daban al jardín o al pequeño patio trasero... pero justo aquella ventanita contra la que Nuria me empotraba, totalmente desnuda, se abría sobre la calle, estábamos separados solo unos metros, elevados sobre una calle en la que, gracias al cielo, nunca pasa nadie, al menos andando. Supongo que por eso no le di importancia al estar así, allí, expuesta a cualquier mirada extraña. O, tal vez, no es que no le diera importancia, sino que no era capaz de pensar, solamente podía sentir, o quizás ni eso, porque mi cuerpo era culo, y era coño, y eso bastaba. Nadie pasa nunca por aquella calle. Nadie iba a pasar por aquella calle...
    
    Salvo, claro está, quizás el hijo pequeño de la vecina, un niño de la edad de Pablo, que podía venir andando, o en bici... Lucas. El pequeño mirón metomentodo que había llegado a meterse entre mis piernas, y a dejar que Pablo y su hermano se metieran entre las de él… Joder, no podía ser tan mala suerte… Pero fue: entonces lo vi. Demasiado tarde, claro. Él ...
«12...91011...15»