1. Trabajo temporal, imprescindible liguero, 2


    Fecha: 14/08/2019, Categorías: Confesiones Autor: Menudaymona, Fuente: TodoRelatos

    TRABAJO TEMPORAL, IMPRESCINDIBLE LIGUERO 2
    
    Tras unas primeras seis semanas de cumplir debidamente en el trabajito que me encontró papá, o sea poniendo el culo en una oficina dos horas al día, a quien decidiera mi anciano jefe, como ya recordaréis de mi anterior confesión, anteayer me tocó un visitante peculiar. Os cuento.
    
    Era muy mayor, mínimo 70 años, y entró en mi despachito con una expresión rara, entre ansiosa y severa. Yo, como siempre, abandoné mi silloncito sonriendo, me situé ante la mesa, le di la espalda, levanté mi vestido, me bajé las bragas hasta los pies y puse el culito en pompa. Siempre he procedido así, en silencio, tal como se me ordenó al aceptar el trabajo.
    
    Pero este nuevo visitante ni me tocó ni nada. Se agachó, y situó el rostro bajo mi chochito. Mirando, supongo, y olfateando, seguro.
    
    Me puse un poco nerviosa, no sabiendo qué hacer y no pudiendo hablar. Pero también me gustaba saber que un anciano distinguido estaba inspeccionado mi chichi… Conque me recliné más, apoyando mis manos sobre la mesa.
    
    Arrodillado siempre, por fin habló, para decirme:
    
    - Tienes la almeja más bonita y mejor formada que he visto en mi vida, cielo.
    
    Respondí con un pequeño meneo, y él añadió:
    
    - Chochito de muchachita, con una depilación impecable.
    
    Contesté de la misma manera.
    
    - ¿Soy el primero de la tarde?
    
    - No – respondí, era la primera vez que contestaba a un visitante.
    
    - Háblame del anterior.
    
    Aquello era nuevo, y me gustó. Así que decidí responder, y ser sincera en todo momento.
    
    - Eres el segundo. Hace una media hora vino un señor como de 50 años, que se ajustó a las órdenes.
    
    - Dime cuáles son.
    
    - Usted ya las sabe…
    
    - Quiero oírlas de tu boquita.
    
    Suspiré, guardé silencio un par de segundos y respondí:
    
    - Entró, le puse el culo y me lo folló.
    
    - Repítelo, niña, pero más sensualmente – pidió, empezando a acariciarme las medias, las ligas.
    
    Hablando con el aliento, me corregí:
    
    - Entró… yo le puse el culito… él me rompió el tanga de putita que llevaba… luego me lubricó… a continuación me hundió la punta de su rabo…
    
    - Muy bien, eso es otra cosa.
    
    El tono tan vicioso conque me dijo eso me gustó mucho, ese hombre era un viejo verde especial.
    
    - Sigue así… - añadió, tembloroso.
    
    - No tardó nada en hundir toda su polla en mi culito… y en empezar a embestir…
    
    - Sigue.
    
    - Embestidas duras y precisas, con cada una afirmaba su machismo.
    
    - ¿Cómo era? – me preguntó con un gemido, tras unos segundos de silencio.
    
    - Un mulato. Alto y fuerte, con pinta de ir al gimnasio…
    
    - ¿Cómo te sodomizaba, niña?
    
    - Sin contemplaciones… Y sin prisa.
    
    - Más…
    
    - Buscando solo su placer… tratándome como una puta…
    
    Deliberadamente, empecé a menear de forma sensual, abriéndome todo lo posible, casi hasta el dolor. La situación me hacía disfrutar, era una idea genial. Entusiasmada, agregué:
    
    - Una puta joven y fina… que encima le sale gratis…
    
    - ¿Te hizo daño, corazón?
    
    - Bastante, ...
«12»