1. A los 14 con mi bully


    Fecha: 12/08/2019, Categorías: Fetichismo Gays Autor: samuel.hgh, Fuente: SexoSinTabues30

    ... y penetrantes. Vamos, que parecía un peluche tierno, un modelo juvenil de pijamas… pero era un hijo de puta.
    
    Disfrutaba las duchas porque podía disfrutar de los cuerpos de mis compañeros a mi antojo. Casi ninguno tenía problema con que fuera gay, salvo a Daniel y un grupo pequeño de conflictivos.
    
    Y ya saben, uno es medio tonto y aunque hubieran 500 peces en el mar, aunque noté miradas recurrentes de algunos compañeros, algún arrimón que duraba más que uno de broma, y algún que otro ofrecimiento, a mi la vista se me iba con Daniel. La vista y algo más, pues el corazón se me aceleraba. Sabía que era riesgoso mirarlo, que era darle pie a las burlas o que incluso me llegara a pegar, pero me tenía bobo, no hay otra palabra. Su trasero se había vuelto una imagen recurrente, y no llegué a ver su miembro nunca (al menos en las duchas), lo que me frustraba, pero hacía volar mi imaginación cuando me corría pajas pensando en él. Me imaginaba que me trataba duro (ya dije, era una atracción medio masoquista), que me jalaba el cabello, me tomaba por el cuello y esas cosas. Dicho sea de paso, una imaginación bastante limitada. Culpo al porno.
    
    Entre más me molestaba, más me atraía. Y así continuamos casi hasta fin de curso. Las bromas en algún momento se intensificaron, y a pesar de que no tenía a su grupito de toda la vida, Daniel se las había arreglado para encontrar otro. Yo por mi lado me había hecho de un grupo de lo más diverso, había de todo, gays, lesbianas, heteros, y siempre actuaban como escudo cuando alguien intentaba molestar a quien fuera de ese círculo, como una manada que defiende a un cachorro recién llegado a mí me ponían especial atención. Todo eso hizo que las cosas se fueran calmando, más por cansancio que por aprendizaje, pero llegado el final del semestre, el profesor de inglés tuvo la mejor idea de la historia; TRABAJO DE PAREJA AL AZAR. Y si, Daniel y yo, por obra del azar (o el destino) salimos sorteados juntos.
    
    El trabajo en si era una mierda, aprender un poema en inglés y recitarlo entre ambos en frente de todos. Era para salvar el promedio, así que me imagino que para el profesor era más una humillación, un castigo que otra cosa.
    
    Cuando nos nombraron, contra todo pronóstico, Daniel no parecía enfadado. Es cierto que las bromas habían parado, pero no pensaba que su actitud de mierda también lo hubiera hecho. Y efectivamente, apenas terminó la clase y se me acercó comprobé esto último.
    
    – No te creas que somos amigos — dijo resignado
    
    – Estoy seguro que se te ocurre algo más ingenioso, anda, has trabajar las dos neuronas que tienes
    
    – Has que trabajen las tuyas, que una te sirve para pajearte y la otra para verme en bolas en las duchas. Bien que te gusta lo que ves — y amigos, razón no le faltaba. Touché.
    
    – Enserio, ¿no te vas a cansar nunca? — respondí
    
    – A ver si te cansas tu, que apenas te digo algo y ya estás llorando
    
    – Pero si eres un pesado de mierda, no entiendo qué traes conmigo — ahora la víctima ...
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