1. LA ISLA - I - Introducción


    Fecha: 12/08/2019, Categorías: Gays Autor: Cubasturias, Fuente: TodoRelatos

    ... para millonarios, pero les explicaban que tenían que pasar primero una serie de pruebas, entrenamiento y educación. Si los chicos no eran adecuados se les devolverían, pero aún así la cantidad ofrecida a la familia daba para vivir un año completo. El único problema que se encontraban era la incredulidad inicial, que luego de algunas explicaciones se transformaba en asombro y por finalmente aceptación en casi todos los casos.
    
    La cosa siguió avanzando, no sin algún problema rápidamente solventado a base de talonario. Los empresarios, constructores, arquitectos, ingenieros, psicólogos jamás habían trabajado de una forma tan cómoda con las mejores y más costosas soluciones aceptadas de inmediato. Al final se construyó el barrio, había quedado muy pero muy hermoso, impoluto, perfecto, hasta en el más mínimo detalle. Las contrataciones también iban bien, chefs de restaurantes, policías que funcionarían controlando frontera, jardineros profesionales, jefes para la limpieza de calles, todos gays y advertidos de cómo sería la vida en la isla. Vivirían en los pisos gratuitamente, sin pagar recibos y cobrarían un buen salario, del cual sólo tendrían que disponer para hacer compras en el supermercado o en las tiendas de ropa. Casi les quedaría limpio, acumulándose en sus cuentas bancarias. Estaba garantizado que todos harían lo mejor posible su trabajo, el interés era máximo.
    
    De varios miles de chicos, sólo ciento veinte fueron seleccionados, para unos 50 maduros adinerados. El plan era organizar un desfile en el mejor restaurante para que los señores escogieran su “carne fresca”, su sumiso obediente. El resto trabajarían como empleados en jardinería, camareros en los restaurantes, dependientes en las tiendas. Los señores podrían aburrirse y cambiar de chico cuando pudiera apetecerles. Cuando hubiera coincidencia en la selección de dos o más, el sumiso sería adjudicado a quien “donara” más dinero para el desarrollo y mantenimiento de la urbanización. A veces también se pondrían de acuerdo para tenerlo unos meses con uno y otros meses con el otro.
    
    Así se llevaron a cabo las ideas extravagantes de los multimillonarios. En conversaciones entre ellos aseguraban que la cosa había sido mucho mejor que lo imaginado. Pero lo mejor del caso es que los sumisos también estaban encantados, incluso cuando los cambiaban de dueño. Estaban obsesionados, enamorados de esos hombres que de otra forma jamás hubieran podido ni acercarse a ellos, los tenían como seres superiores, y en realidad lo eran.
    
    Sólo una cosa no se les ocurrió. Una vez pasadas unas semanas uno de los sumisos le dijo a su macho que no estaba seguro de cómo le había quedado el culo al depilárselo él mismo. Eso dio pie a que de inmediato la peluquería se ampliara y se añadieran habitaciones para laser y depilación de todo tipo. Casi todos los sumisos pasaron por allí, la única excepción o casi excepción fue uno de raza oriental que de por sí no tenía pelos. Lo de “casi” fue porque sí que pasó para ...