Conociendo a Pam 01 - Relatos Eróticos

Conociendo a Pam 01

... hermosas que te hacen creer cualquier cosa.

Así llegué al día de hoy, al tren de la mañana muy temprano.

Me senté en mi lugar y me dediqué a mirar la gente, como poco a poco se iban acomodando en sus asientos.

En un momento entró en el vagón una mujer impresionante. Hermosa.

Debería medir 1,70 de alta. Rubia con pelo enrulado que le llegaba a los hombros. Unas botas de tacón, no muy alto. Unos jeans azules que le hacían unas piernas fuertes y un culo infernal. Arriba llevaba como si fuera una sudadera blanca. Todo estaba entrecubierto por un abrigo largo de color negro.

Su cara era hermosa, pero algo me llamaba la atención. Algo no encajaba.

Con la misma actitud de autómata, y casi sin emocionarme, me di cuenta que Pam (así supe después que se llamaba) no había nacido como mujer.

Lo primero que pensé fue en que seguramente, para lucir así de femenina, debería tomar muchas hormonas, habría pasado por cien mil cirugías. Cuanto trabajo … eso pensé, cuanto trabajo.

Lo que no me había dado cuenta era del tiempo que llevaba viéndola, mirándola. Claro, en mi pobre vida robótica, no calculaba a nadie más, no tenía en cuenta la interacción con los demás seres vivos, por eso la miraba como si fuera una foto, un cuadro. Así pasaron como unos 20 minutos largos en los que yo no dejé de mirarla fijamente.

En un momento ella se incorporó y empezó a caminar en mi dirección. Ahí, creo que recién ahí, salí de mi somnolencia y me puse nervioso, porque intuí que venía justo de frente a mi. Y eso hizo.

Llegó a donde estaba sentado, apoyo una mano en mi respaldo, inclinó un poco su cuerpo y me dijo:

- Nos conocemos de algo? Te pasa algo?

Su voz sonaba entre enojada y nerviosa.

Yo me hice el tarado y le dije que no, que lo sentía mucho, que me hacía acordar a una amiga.

Se me quedó mirando un momento, con una pequeña mueca de sonrisa en la cara:

- Vale, espero que tu amiga, a la que decís que me parezco, sea muy hermosa.

Se rió, dio media vuelta y volvió a su lugar.

Los demás pasajeros miraban como extrañados. Me moría de vergüenza. Quería que me coma la tierra. Así que me levanté y me fui al coche bar a tomar un café y esperar que todos se olvidaran de mi.

Me tomé un café, me comí un chocolate … pero ya no era el mismo. Sentía. Volví a sentir. Estaba nervioso. No sabía que mierda me pasaba. Que situación más incómoda acababa de vivir. Algo se había movido en mí.

Volví a mi vagón, pero decidí pasar primero por le servicio. Estaba ocupado … joder. Tampoco era que me estuviera meando, pero tampoco quería volver a mi asiento y a la posible mirada de los demás pasajeros, y sobretodo, a su mirada.

La puerta se abrió, y yo me alejé un poco como para dejar paso a quien fuera que estaba por salir, y allí la vi, en la puerta del servicio, del lado de adentro. Se sonrió, fue la sonrisa del mismísimo demonio. No se que pasó después. Caí embrujado. Pero más o menos sé que fue así.

-Hola bebé .. vení.

Me agarró de la ...