Voyeur, el placer de espiar 31 - Relatos Eróticos

Voyeur, el placer de espiar 31

Como el día anterior nos levantamos temprano para empezar el día con alegría haciendo un 69 antes de irme al curso, tras la follada del lunes por parte de Lolo, el martes tocaba realizar un reto, ella tendría toda la mañana para ligar con una mujer, no era un reto sencillo ya que sería a unas horas donde los locales de ambiente no están abiertos, ella me acompañó ese día a la puerta del concesionario donde estaban impartiendo el curso, para después recogerme y almorzar, me dio un buen morreo y se marchó moviendo sus caderas de manera exagerada, con su minifalda tapando poco más que sus glúteos, (se dio cuenta de que mis compañeros miraban nuestra despedida). Al llegar al aula la mayoría me miraron, algunos con caras de envidia.

Fue un día duro para ella, horas dando vueltas en los parques, perdiendo el miedo, se acercaba a cualquier mujer que a ella le pareciera lesbiana, tras una sonrisa y unos saludos le preguntaba "¿te gustan las mujeres?" Solo una contestó afirmativamente, pero no llego a un acuerdo con ella. Se sentó en un banco y pensó que no lo conseguiría, que tendría que comerle el coño a una puta barata y eso le aterraba.

Tuvo su momento de lucidez, salió de aquel parque y preguntó a un taxista si conocía algún sitio donde pudiera conocer chicas lesbianas, él le dijo que por la noche sería fácil en el barrio del Raval pero por la mañana sería más difícil, aún así decidió montarse y pedirle que la dejara allí, Mary paseó por sus calles, entró en un bar concurrido y pidió un zumo de naranjas. Ella era preciosa, con buen cuerpo, bonitas piernas, y una sonrisa de las que enamoran, iba vestida provocadora, en ese bar había mucho más mujeres que hombres tomándose un refresco, café, desayunando las más perezosas.

Sentada en una mesa miraba a su alrededor, esperaba cruzar alguna mirada con alguien, hasta que la encontró, mujer de unos 25 años, con la cual tuvo unos intercambios gestuales que la hizo levantarse de la mesa con su zumo y acercarse a su mesa,"¿puedo sentarme contigo?". Charlaron un buen rato, aquella mujer era lesbiana, Mary le dijo que estaría unos días allí y que le apetecía hacerlo con una chica aquella tarde, le contó que yo estaría presente pero que no participaría. A aquella chica le pareció bien, si ese era el precio que tenía que pagar por disfrutar de ella.

Al salir del curso lo vi claramente, estaba esperándome con brillo en sus ojos y una sonrisa radiante, me abrazó por el cuello y me besó con pasión, mis compañeros se voltearon con el ánimo de ver sus braguitas y sus glúteos por debajo de su minifalda, la levanté en peso para hacer realidad sus deseos, todo el que quiso pudo ver el culito de pera de Mary y sus braguitas negras.

Almorzamos y sobre las 5 de la tarde tras una vuelta por el centro, fuimos a encontrarnos con Elena, una chica muy guapa, ojos verdes, aproximadamente de su altura, pechos generosos, sin ser gordita tenía algo de barriguita, marcaba un culo perfectamente redondo, y piernas fuertes, ...