Las fantasías de un hijo con su madre XVIII - Relatos Eróticos

Las fantasías de un hijo con su madre XVIII

Se encontraba Raquel en el salón viendo la televisión mientras los bebés dormían cuando de repente, Manuel entró por la puerta vistiendo una bata blanca y unos bóxer. Raquel le miró divertida.

Raquel: ¿Qué haces así vestido? - dijo riendo.

Manuel: Señora, me han alertado de que necesita una revisión médica y he venido en cuanto he podido a realizársela - dijo serio y morboso.

Raquel: Es verdad - dijo entrando al juego - Llamé y tardaron en darme cita.

Manuel: Vamos a la habitación, allí podré auscultarla - dijo lo más profesional que pudo.

Raquel había ido a comprar y no se había cambiado, llevaba un vestido escote halter en color negro que se amoldaba a la perfección a su cuerpo, con una chaqueta abotonada que tapaba su escote. La falda justo por la rodilla le gustaba delimitar las zonas de uso y disfrute de su marido e hijo de las del resto de hombre siempre que podía, a juego con los zapatos. Llevaba la melena recogida en un moño bajo y se había maquillado con discreción. La guio a su habitación y la sentó en la silla del salón que previamente había colocado allí- Él se sentó en su escritorio.

Manuel: Veamos, ¿qué le ocurre? - dijo metido en su papel.

Raquel: Verá, hace días me noto rara, me duele la garganta sin venir a cuento y me sube mucho la lívido cuando estoy cerca de mi hijo, y se me hinchan las piernas - enumeró.

Manuel: ¿Desde cuándo le pasa eso? - dijo morboso.

Raquel: Hará unas semanas - dijo restregando sus muslos para aplacar un poco su calentura, esto le resultaba muy excitante.

Manuel: ¿Y qué toma de alimentación? - dijo morboso viendo a su madre restregarse.

Raquel: Sobre todo mucha leche - dijo con voz sensual y sexy.

Al notar la mirada de su hijo clavada en su entrepierna se mordió el labio y apretó los muslos. Aquella situación le daba mucho morbo. Su coño se puso a hormiguear. Se había humedecido sin poder evitarlo y los pezones se le habían puesto duros. Manuel la miró de arriba abajo. Tenía las mejillas encendidas.

Manuel: ¿Fumas, bebes o tomas drogas? - dijo para volver al papel.

Raquel: Ni fumo ni bebo, salvo de vez en cuando alguna copa de vino, y nunca me he drogado ni drogaré, tengo hijos y tengo que darles ejemplo - dijo sin dejar de restregar sus muslos al notar la mirada de su hijo esta vez en su pecho.

Manuel: Quítese la chaqueta — le dijo con voz ronca.

Raquel tragó saliva, ante la mirada que le había echado, tenía los pezones de punta. Obedeció. Se la quitó y la dejó en el asiento. Manuel volvió a mirar su abultado escote con media sonrisa en la cara.

Manuel: Hace un poco de frío, ¿no? — dijo divertido.

Raquel: Sí, por supuesto - gimió.

Manuel: Bien, voy a tomarle la tensión — dijo mientras cogió el tensiómetro de su abuela y se lo apretó alrededor del brazo sin abandonar sus ojos, se le escapó un jadeo - ¿Te he apretado mucho?

Raquel: No, ha sido más bien la sorpresa - dijo acariciándose ahora el pecho.

Manuel: Voy a hacerle las pruebas de la ...