1. 1,2,3… ¿Cuántos me usaron de niño? 4


    Fecha: 02/08/2019, Categorías: Gays Autor: maroso, Fuente: SexoSinTabues30

    Como ya apunté mi tío disfrutó de mi culo durante unos 3 años. Después de que mi culo se acostumbró a su tremenda polla, al menos para mí a esa edad, ya no me llevaba a lugares apartados para follarme. Cuando tenía ganas porque no había tenido suerte con alguna mujer se metía en mi cama, empujaba mi cabeza bajo las sábanas y a chupar como un desesperado. Digo desesperado porque era lo que más me gustaba y porque cuanto más tiempo trabajaba mi boca menos lo hacía mi culo, que aunque acostumbrado ya a su tamaño terminaba dolorido. Sólo recuerdo una ocasión en pleno día en el patio de la casa. Fue un domingo por la mañana, mi abuela como de costumbre se fue a misa de 10 y después solía conversar durante un tiempo con sus amigas y vecinos del pueblo. Calculado o no, la verdad es que mi tío dispuso de bastante tiempo para bajarse la calentura matinal con la que se levantó.
    
    Yo estaba distraído en el patio y de repente apareció con una enorme carpa. Sin mediar palabra agarró una silla y me indicó con la cabeza que le siguiera. El corazón se me puso a mil por lo inesperado de la situación, por el lugar o por la posibilidad de ser descubiertos por mi abuela, no sé. Le seguí hasta debajo de una vieja higuera cuyas ramas llegaban hasta el suelo. Aparté unas ramas para meterme debajo y allí encontré a mi tío sentado con las piernas abiertas dejando ver sus huevos peludos y el mástil de carne que tanto me gustaba chupar. Encendió un cigarrillo y me dijo que me apresurara ya que no teníamos todo el día.
    
    Me arrodillé y empecé a chupar aquella polla como había aprendido, chupadas bien profundas hasta que notaba que las arcadas no me permitían meter más. Es asombroso como el culo y también la garganta de un niño se ensanchan lo suficiente como para dar cabida a pollas invasoras deseosas de derramarse. Como decía chupé y chupé y con felicidad escuchaba sus jadeos mientras yo hacía mi trabajo. Cuando necesitaba una bocanada de aire apartaba su polla de mi boca un segundo y le miraba buscando algún signo de aprobación, pero él volvía a empujar mi cabeza para que continuara con mi labor. No sé cuanto tiempo estuve allí arrodillado. Me dolían las rodillas, la mandíbula y la garganta. Quería que se levantara y me empezara a follar para descansar las partes de mi cuerpo atormentadas, pero ese momento no llegaba. Cuando estaba que no podía más, a punto de rebelarme y decirle que estaba cansado empezó a soltar su leche que inundó mi boca, tragué y exhausto me quedé en el suelo mientras él se levantó y allí me dejó. Recuerdo en especial esa vez porque fue la única vez que me tragué toda su leche, Me encantó volver a saborear ese líquido espeso de sabor extraño y símbolo del trabajo bien hecho.
    
    Durante esos años mi tío se ausentaba en ocasiones o tenía sus conquistas así que se podría decir que sus folladas eran más o menos frecuentes.
    
    El verano en que cumpliría los 10 años mi vida sexual se incrementó notablemente, tanto que me resulta imposible llevar la ...
«123»