Joanna – 13 Paseando a Yazmy - Relatos Eróticos

Joanna – 13 Paseando a Yazmy

... pastas…, también vosotros habéis pedido algo de comida.

Cuando nos ven, se quedan quietas, una palmada de Alba hace que todos salgan corriendo hacia nosotros, de rodillas nos piden perdón, no sabemos si azotarlas o reír, miramos los cuerpos empapados de Nuria, Zuleia y Margot chorreando agua, las vergas de Chita y Rabo a medio enderezar aun, y los cuerpos temblorosos de ti y de Cornuda, con la mirada baja.

Nuria tiene una idea, y cogiendo unas fustas, os hace abrir la boca, os pone una entre les dientes a cada una y os dice que desde aquí, hasta que lleguemos al comedor, habéis de conseguir que os den al menos cinco azotes a cada uno. Temiendo un castigo mucho peor, afirmáis con la cabeza. Salimos, empezáis a buscar, Margot ve uno de los hombres que esta mañana han disfrutado de su boca, corre hacia él y sonrojada le pide que por favor le de cinco azotes, él le acaricia el rostro, le gusta esta francesita, así que coge la fusta, ella aprieta sus puños, tensa sus músculos, y oye como silba en el aire la fusta, al instante gruñe, un línea roja marca su nalga, la gente se arremolina a su alrededor, mientras va contando, dos… tres…, hasta cinco, respira hondo, pero entonces Jacques dice que quiere que alguno de los espectadores le de otros cinco azotes, esta vez en las tetas, le mira enfadada, pero al instante baja la cabeza, mientras suplica que alguien la azote, se gira, se tumba en la moqueta, le escuece el tacto de sus nalgas castigadas con el suelo, al instante un ardor intenso cruza sus pechos, marca sus pezones, llora, gimotea, mientras uno tras otro va recibiendo los azotes que le faltan, al terminar Margot se acerca a su amo, baja la cabeza y le lame las botas, mientras él la acaricia y da por terminado el castigo.

Por el camino, seguís buscando, de pronto Rabo se queda quieto, acaba de ver al amo de la cacería, el mismo que le ayudó cuando estaba en la cruz, está charlando con otro amo, y un par de esclavos están enroscados en el suelo a sus pies, coge aire, se acerca a 4 patas y le entrega la fusta para que le azote, le miran los dos amos, y cogiéndola se ponen frente a el, nota el primer azote, sus dueños esperan, les gusta ver su temblor, su impaciencia, hacerlo sufrir con cada nuevo azote, él se retuerce cuando uno de los golpes cae en sus testículos, otro en sus nalgas, y con lágrimas en los ojos va agradeciendo cada azote, hasta completar los 5. Al llegar ve como Nuri y Zuleia, también doloridas han cumplido con su castigo, faltáis Cornuda, Chita y tu

Cornuda ve unas cadenas, de ellas cuelgan una decena de esclavos, es otro de los espectáculos de pequeño formato, jadean chillan, mientras unos amos primerizos les azotan con distintos tipos de fustas, debidamente aconsejados por un par de expertos que les están dando una clase. Como siempre, decidida y desvergonzada Cornuda se acera a ellos, les pide si puede, si podéis los tres, abrazaros a los esclavos, así podrán practicar azotando dos esclavos a la vez. El instructor la ...