1. El regalo (Final)


    Fecha: 20/01/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Ana901, Fuente: CuentoRelatos

    ... a los ojos por lo morboso de nuestra conversación. Nuestras piernas estaban medio entrelazadas para que las dos pudiésemos tenerlas abiertas y mi cabeza descansaba sobre el hombro de Lara.
    
    -Ana. ¿Y eso fue todo?
    
    -Lara. Pues no. No fue todo. Al final conseguimos dormirnos, pero Leo debía estar también muy excitada. No sé qué hora seria cuando me desperté al sentir que me daban la vuelta, y una lengua húmeda y muy caliente entraba hasta mi garganta. Me quedé unos segundos paralizada con la boca abierta, hasta que reaccione y empecé a disfrutar y comer yo también esos labios y esa lengua.
    
    -Ana. ¿Era Leo?
    
    -Lara. Por supuesto que era Leo. Me dio un morreo de por lo menos un minuto o dos. Yo no sabía qué hacer. Además, con una mano me acariciaba la parte de atrás del cuello, pero la otra no paraba de sobarme las tetas.
    
    -Ana. ¿Pero estaba durmiendo o despierta?
    
    -Lara. La verdad creo que al principio dormía, fue algo inconsciente, pero luego yo fui pidiéndole calma y volvió a su lado de la cama y continuó durmiendo. Quizás al día siguiente lo recordó todo, pero dudando si habría sido un sueño. La verdad es que desde ese día me besa en los labios más a menudo y sí, tengo que reconocer que me gusta, es una sensación muy extraña.
    
    La voz de Lara fue entrecortándose, pero aun consiguió contarme como había tenido que ir al baño aquella noche y masturbarse repetidamente para conseguir dormirse.
    
    Yo disfrute de un orgasmo largo y placentero y Lara se corrió ruidosamente a mi lado. Tras unos minutos de descanso volvimos a repetir la escena en el baño de la lluvia dorada del día anterior, era algo que a Lara le encantaba. En solo veinticuatro horas mi sexualidad había transmutado gracias a Lara hacia una especie de masculinización, menos orgasmos, pero más placer. Aun así, cuando nos dormimos estábamos extenuadas.
    
    El par de días antes de nuestro viaje a Madrid transcurrieron conmigo sintiéndome el centro del universo, al menos de aquel pequeño universo que era aquella casa junto al mar, nunca, en mis mejores sueños, me habría imaginado siendo el vértice de aquel triángulo que compartía con Lara y Leo, habría dado mi vida porque el resto de los habitantes del planeta desapareciesen y nunca nadie interrumpiese mi verano de sexo y desenfreno.
    
    El lunes por la tarde Lara se fue con su coche a una pequeña peluquería, a unos veinte kilómetros, necesitaba arreglarse el pelo para el viaje del día siguiente. Al despedirnos me dijo que guardase algo para ella, sabía que quedándonos solas Leo y yo acabaríamos acostándonos, yo bajé mi mirada hacia el suelo llena de culpabilidad y Lara se arrepintió al instante del comentario. Con su mano derecha hizo un gesto como si con una goma de borrar quisiese hacer desaparecer sus palabras y las cambio por un: “que os lo paséis muy bien” acompañado de un gesto con sus ojos que dejaba claro que no la contrariaba en absoluto que su hija y yo fuésemos a follar toda la tarde. Es más, añadió un comentario, algo ...
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