1. Bañada de semen en el cementerio


    Fecha: 27/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... mi trabajo, le dije a Henry: Hasta dónde yo sé, lo que quiere su hija es follar con usted, o sea, que lo mejor que podemos hacer, si quiere follar con su hija, es que juguemos con ella los dos para calentarla bien, y cuando la golfilla se lo pida la desflora. O eso, o me voy por donde he venido.
    
    -"¿Y no te irás de la lengua?"
    
    -A mí lo que hagan usted y su hija me la suda, y al resto del mundo también.
    
    -"Yo quiero jugar con ella, papá, -la voz de Harriet se volviera de pija consentida-.Nunca jugué con otra chica."
    
    -Henry, entregó la cuchara.
    
    -"Pues jugar. Yo voy a darme una ducha."
    
    -Harriet, cómo si la scort fuera ella, se levantó del sillón, vino hasta el mío, y me dijo:
    
    -"Estate quieta y disfruta."
    
    -¡No te jode! Una gatita diciéndole a una tigresa: "Estate quieta y disfruta." ¡Qué coño iba a hacer que disfrutara si se le veía en la cara que no tenía experiencia! Pero ella pagara y ella mandaba. Me cogió la cara con las sedosas palmas de sus manos, cerró los ojos y me dio un pico, luego metió la punta de su lengua en mi boca buscando mi lengua, se la di y me la chupó y jugó con ella. Sus besos eran tan dulces que lo que pensaba que nunca pasaría, pasó, me empecé a mojar. Le pregunté: ¿Seguro que nunca estuviste con una chica?
    
    -"No. ¿Te gusta lo qué te hago?"
    
    -Sí.
    
    -"A mí me gusta que te guste."
    
    -Me levanté, me quité la chaqueta, Harriet, me desabrochó la blusa y me quitó el sujetador. Sus manos temblaban al coger mis tetas. Me volví a sentar. Se agachó y su lengua lamió mis pezones. Después mamó mis tetas... Comenzó a gemir cómo si fuera yo la que le estuviera comiendo las suyas. Me levanté un poquitín y me quité las bragas mojadas. Se las pasé por los labios y le eché la mano al coño por encima de sus bragas. Estaba empapada. Cerró los ojos, y me dijo:
    
    -"¡Ay que me corro!"
    
    -¡No te puedes ni imaginar lo cachonda que me pusieron sus dulces palabras!
    
    Gloria, la interrumpió.
    
    -Sí que puedo.
    
    Gloria siguió con la historia.
    
    -Le aparté las bragas hacia un lado, le metí un dedo dentro del coño y sentí como bajaba por él cantidad de jugos. Eso me pone cantidad. Cuando acabó de correrse y de comerme la boca, le cogí la cabeza y se la llevé a mi coño. Frotándolo contra su mentón, su boca y su nariz, le puse la cara perdida con una corrida tan inmensa que me dejo medio muerta. Al volver el padre y verla con la cara perdida de mis jugos mucosos se puso cómo un burro en celo. Sacó la polla, le quitó la bata y las bragas, le devoró las tetas, y después, la cogió en alto en peso. Harriet rodeó el cuello de su padre con sus brazos. Henry se la clavó. No le dolió, o por lo menos no sentí ningún grito de dolor, solo sentí sus gemidos de placer. Henry lamió los jugos de mi corrida del angelical rostro de su hija y después la comió a besos mientras su polla entraba y salía del estrecho coño. Me levanté y le lamí y follé el ojete. Me encanta lamer y follar ojetes...
    
    Rosa, la volvió a interrumpir.
    
    -Y que te lo ...
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