1. Tino, mi perverso vecino, me rompe el culo en su casa


    Fecha: 23/03/2019, Categorías: Gays Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    ... justo al llegar a su altura, el muy cabrón mientras cerraba la puerta, llevaba su mano a mi entrepierna, agarrándome la polla y genitales.
    
    Así me gusta putita, que seas obediente y no me falles cuando tenemos una cita, me decía mientras me agarraba el paquete y me empezaba a sobar.
    
    Yo por instinto al sentir su mano en mi entrepierna, me giré quedando pegado a la pared del pasillo, justo delante de él, sin poder hacer nada, solo pude llevar mis manos a la suya y soltar un pequeño gritito al notar como me agarraba por mis partes, empezando a acariciarme.
    
    Eres muy escurridizo, estuviste tratando de evitarme para no coincidir conmigo, eh putita… Pero bueno, veo que hoy sí has sido de palabra.
    
    Vamos a ver cómo te portas hoy me decía, sujetándome una de mis manos mientras me sobaba el paquete, acercando su boca a la mía, empezándome a pasar su larguísima lengua por mis labios.
    
    Anda abre esa boquita y deja que te meta la lengua que quiero probarte, me decía pegando su boca a la mía.
    
    Con algo de asco fui abriendo ligeramente la boca, hasta que él, introdujo por completo su lengua en mi cavidad bucal, empezando a saborearme toda ella. Chupaba mi lengua y mordía mis labios, sin dejar de manosearme la polla y genitales, que ya empezaban a estar más que excitados.
    
    Después de unos minutos donde me estuvo comiendo la boca y manoseando el paquete allí en la entrada de su casa, cuando ya me tenía hinchados y enrojecidos los labios de tanto morderlos y chuparlos con su boca, llevó su otra mano a los cachetes de mi culo, diciéndome lo mucho que le gustaba mi culito y lo sexi que le parecía.
    
    Ay maricón como me gusta este culito, me decía estrujando los cachetes de mi culo, me gusta cómo lo mueves y lo sexi que se te ve.
    
    Anda vamos para el comedor, que quiero verte desnudito, quiero ver este sexi culito tan rico que tienes, me decía poniéndose detrás mía, sin dejar de sobarme con sus manos.
    
    Pegado a mí, me fue guiando por el pasillo, hasta llevarme al comedor, donde además de un televisor, tenía una mesa de comedor redonda, donde tenía abierto un periódico y revistas, así como otros objetos que no pude saber que eran. Al parecer cuando llamé al timbre, se encontraba allí sentado, leyendo el diario, esperando mi llegada.
    
    Nada más llegar a la altura de la mesa, se paró, y sin despegarse de mi culito, abrazándome por la espalda, seguía acariciándome y restregándose a mí. Empezó a aflojarme el cinturón del pantalón, mientras me lamía y mordisqueaba mi oreja susurrándome al oído, las ganas que me tenía.
    
    ¡Ay maricón que ganas tengo de tener tu culito!
    
    Quiero ensartarte de nuevo y entrar en ti, dejándote preñado con mi lechita, me susurraba terminando de aflojarme el cinturón.
    
    Empezó a desabotonarme el pantalón sin dejar de manosearme y lamerme la oreja, hasta que una vez desabotonado, empezó a subirme la camiseta que llevaba puesta, y nada más tirar de ella para subírmela, el pantalón empezó a caerme a los tobillos.
    
    Me hizo ...
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