1. Una historia de amor filial


    Fecha: 26/07/2019, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... Las vomitonas, los mareos, los desmayos… Todo, todo había tenido un origen mucho más psíquico y moral que físico. Se odió, se despreció hasta lo indecible… Y hasta lo indecible odiaba y despreciaba a su… ¿Madre?... ¡No, no podía perdonarla, ni olvidar lo que hizo aquella tarde… Ella era la culpable, la barragana indecente!… La mujer infiel al mejor hombre del mundo, su padre, que la quería hasta el punto de cerrar los ojos y perdonar lo imperdonable…
    
    Sí, a Elena el marido la había perdonado, pero él, Daniel, no podía perdonarla…
    
    Ah, por cierto, la noche de aquella tarde en que tan a gusto “jugara” Elena con el Santos, éste desapareció de la aldea donde vivía sin dejar rastro, misterio nunca resuelto. Y es que “alguien” le dijo que desde ese día su cabeza tenía precio para “alguien”; bagatela de dinero… Sólo un cuarto de millón de euros, “porca miseria”…
    
    Poco más de un año llevaba Daniel ejerciendo oficiosamente de D. Daniel el IIIº, cuando plenamente ascendió a tal honor por fallecimiento de su padre; y ya se sabe la fórmula, “El Rey ha muerto. ¡Viva el Rey!” por la que el príncipe heredero pasa a ser el nuevo Rey. Para entonces variaron algunas cosas, por ejemplo que Elena pasó a ser Adjunta a la Dirección General del “holding” y Adjunta a la presidencia de sus Consejos de Administración por disposición irrevocable de Daniel. Así la tendría más cerca y podría controlarla mejor pues la relación Director-Adjunto debe ser muy íntima, aunque sin, necesariamente, connotación erótica alguna. Y no la hubo entre Daniel, D. Daniel el IIIº ya a todo ruedo, y Elena.
    
    Claro, no la hubo hasta que surgió arrolladoramente. Fue unos tres años después de morir su padre y marido, cuando Daniel frisaba en los veintisiete años y Elena andaba por los 44, cumplidos o a poco de hacerlo. Había surgido un problema con uno de los mejores clientes, catalán, barcelonés exactamente, titular de una de las más importantes cuentas de la empresa pues sus campañas publicitarias eran de las que casi te salvan un año y la cosa estaba entre si continuaba con nosotros o se “pasaba al enemigo”. Iría él, Daniel, pero con Elena, Directora del departamento y, francamente, excelente ejecutiva capaz de “colocarle” un congelador a un esquimal.
    
    Un coche de la empresa los llevó a Barajas, donde tomaron el primer vuelo del Puente Aéreo a las 6,45, con lo que estaban en Barcelona a las ocho de la mañana. Desayunaron en el mismo aeropuerto mientras detallaban los últimos aspectos de las propuestas que llevaban, repasando una vez más toda la estrategia acordada hasta en sus mínimos detalles. Eso era, realmente, labor de Elena: Ella pergeñó la idea general de las propuestas y ella las desarrolló.
    
    A las diez de la mañana estábamos en las oficinas del cliente y reunidos con él, D. Andreu Puigvert, y su “Estado Mayor”. La entrevista fue larga y dura y Elena lució en todo su esplendor de Ejecutiva de altos vuelos. Dominaba la situación con suprema elegancia pero también con increíble ...