1. El Ascensor: Anécdotas De Adolescentes Claustrofóbicos – Alexander


    Fecha: 25/07/2019, Categorías: Gays Sexo en Grupo Sexo con Maduras Autor: PSVAndres31, Fuente: SexoSinTabues30

    ... nuevo y me pegué de nuevo a él. Alfredo me explicó que no podía quitarse los pantalones y el boxer si no me alejaba de su bulto, pero yo no quería separarme de él, o bueno, de su bulto, solo estando ahí me sentía a salvo.
    
    Cuando me agarró de la mano yo no quise ir con él, así que se acercó hasta que estuve a la altura de su bulto, solo que él ya estaba desnudo, se había sacado los zapatos, el pantalón de pinzas, el arma, el cinturón y su boxer.
    
    Pasó suavemente su hermosa polla negra por toda mi cara y después pasó la cabeza de su polla por mis labios, haciéndome probar así por primera vez el delicioso néctar que de él brotaba.
    
    Como embrujado me fui tras esa polla, siguiendo el hilillo de líquido preseminal que conectaba mis labios con la raja de su pija, cuando ya estuve de nuevo pegado a la cabeza de su polla, no me contuve y la llevé a mi boca, fue tan relajante que no pude pensar en nada más que en esa polla y su exquisito sabor, la psicóloga estaba equivocada, pensar en grandes espacios abiertos no me ayudaba de la manera en la que me estaba ayudando el exquisito sabor de esa polla negra.
    
    Yo no prestaba asunto a todo lo que ellos decían, tampoco me importó que estuviesen haciendo bromas a mis expensas, yo estaba muy feliz chupando esa rica polla como para que me importe algo más. Además, estaba transportado a otro espacio, a otro sitio, podría decir hasta a otro mundo, no estaba encerrado en un ascensor en el doceavo piso, estaba en el lugar más feliz del mundo. En medio de las piernas de mi guardaespaldas Hernán, disfrutando de su rica verga.
    
    Diciendo eso, Vicente se acercó me tomó de los brazos y me apartó de la polla de Hernán, cuando sentí que me movían, abrí los ojos y me encontré de nuevo ahí, en ese ascensor, encerrado, empecé a moverme de manera desesperada, pero Vicente me afianzó en sus brazos y me besó, o mejor dicho, me comió la boca de una manera tan absorbente que una vez más mi mente quedó en blanco y logré tranquilizarme, él empezó a hablarme y a tomar el control de la situación.
    
    Crucé las piernas alrededor de la cintura de Vicente y éste empezó a besarme de nuevo mientras se iba deslizando al piso y arrastrando mi cuerpo junto con él, cuando estuvimos en el piso dejó de besarme e hizo que lo vea los ojos.
    
    No tuve más opción que mirarlo y sus ojos estaban en llamas, su mirada era tan intensa que, aunque hubiese querido, no hubiese podido ver a otra parte, simplemente sus ojos eran como mi ancla a la cordura, lo que me evitaba caer en la desesperación del encierro y al mismo tiempo sentía que estaba atrapado bajo su mirada sin poder hacer nada más que obedecerle.
    
    Lo que Vicente dijo me tranquilizó de una manera que no creía posible, sé que no debía sentirme entre hombres semidesnudos con sus pollas afuera, duras y babeantes, pero así fue como em sentí, seguro, cuidado y salvo.
    
    De alguna manera la forma en que Vicente me decía las cosas, como por ejemplo ahora me susurró al oído y me llamó puta ...
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