1. Ya no quiero volver a casa


    Fecha: 23/03/2019, Categorías: Gays Autor: Gavin, Fuente: SexoSinTabues30

    ... mensaje y listo.
    
    Fue la primera noche que compartí la cama con otra persona. Me daba curiosidad cuales serían los deseos de Brian y le dejé la iniciativa. Fue bastante rudimentario: me abrazaba, me tocaba la cara, me acariciaba el pelo, me decía que era lindo. Sin embargo, ya la calidez de su compañía era estimulante.
    
    -¿Sabés besar?- le pregunté.
    
    Me dio un sonoro beso en la mejilla.
    
    -Eso ya me lo hiciste. ¿No sabés otros besos?
    
    Volvió a besarme igual que antes, solo que esta vez dejó sus labios pegados a mi cara por más tiempo y cuando los retiró, me quedó la mejilla llena de baba. Me reí.
    
    -Sos muy cariñoso, Brian, pero voy a enseñarte algo.
    
    Le di unos besos breves en la boca y después, busqué su lengua. Al principio se desconcertó, pero aprendió rápido.
    
    -Cerrá los ojos, chiquito. Se disfruta más.
    
    Jugamos durante un buen rato con nuestras lenguas. Como él estaba encima mío, aproveché para meter mis manos en su slip y acariciar sus nalgas.
    
    -¿Sabés qué?- me dijo, mirándome a los ojos – ¡Se me paró!
    
    -¿Me la mostrás?
    
    Se bajó el slip y me enseñó su erección. Aunque era dos años menor y más bajo que yo, el tamaño de su pene era semejante al mío. ¿Brian sería ya capaz de eyacular?
    
    Cambiamos de posición. Mi lengua rozó su pene, haciéndolo suspirar.
    
    -¿Te gusta?
    
    Me apretó la muñeca. En el código que habíamos pactado un rato antes eso quería decir:¡No pares! ¡No te detengas!
    
    Brian era un buen alumno.
    
    Aprovechando lo que me había enseñado el masajista chino, con lengüetazos largos y toques certeros lo hice gemir. Lamí concienzudamente sus testículos mientras el acariciaba mi pelo.
    
    Cada tanto, sentía su apretón en mi muñeca.
    
    Lo tomé por las caderas y empecé a chupársela buscando su clímax. El chico aguantó bastante antes de alcanzar, entre quejidos de placer, un orgasmo seco. Todavía le faltaba madurar. Como me pasaba a mí a su edad, después de la paja se quedó profundamente dormido. Le di un beso en los labios y me acomodé a su lado.
    
    Cuando me desperté, estábamos abrazados y desnudos. Con cuidado, me separé de él. Entre sus largas piernas encontré mi slip.
    
    -¿Intensa la noche? – me preguntó Marcos con malicia.
    
    -Muy tranquila. ¿A qué hora es el encuentro con el político?
    
    -Ya me confirmó. A las tres de la tarde.
    
    -¿Vas a tener paciencia con Brian?
    
    -Otra no me queda.
    
    -Es un buen chico. Asegurate que pueda comer bien. Y que mire dibujitos para entretenerse.
    
    -Buena idea.
    
    -Ahora me voy a desayunar. Estoy muerto de hambre.
    
    -Supongo que solo cenaste espermatozoides.
    
    -Ni eso, socio.
    
    En el colegio, Santiago –el justiciero de 15 años- me puso al tanto de sus averiguaciones. Los ejemplares de la revista -aquella donde yo aparecía en slip- no los había comprado un alumno de los cursos mayores, había sido una chica. Un vendedor le había dado una descripción. Santiago pensaba que la chica solo cumplía órdenes y que un pervertido había hecho todo lo demás. Lo complicado es que, según ...