1. Pastelitos


    Fecha: 09/11/2022, Categorías: Lesbianas Masturbación Sexo en Grupo Autor: MamiJavi♥, Fuente: SexoSinTabues30

    ... dedos se vuelven resbaladizos por la lubricación. Se me escapa un gemido, espontáneo. Para eso vivo, para darles a mis niñas especiales un espectáculo muy especial cada día.
    
    Se me hace agua la boca. Trago y lamo mis labios, la respiración se acelera, el pecho agitado. Ya estoy cerca del clímax, aunque todavía no he tocado mi clítoris. Durante todo el día, mientras horneo y preparo y espero con ansias lo que las niñas y yo haremos más tarde, después de la escuela, mi excitación aumenta constantemente hasta que se vuelve casi insoportable, pero nunca me permito aliviar la presión. Lo guardo todo, preservándolo para mis amiguitas, mi audiencia.
    
    La mano de Mónica está dentro de sus calzones, frotando. A los diez años, es más que capaz de darse un orgasmo, incluso si todavía no tiene vello y tiene el pecho casi completamente plano. El deleite del placer sexual es algo que a las niñas les llega pronto, un regalo que podemos disfrutar desde muy pequeñas
    
    . Me he estado masturbando desde que tengo memoria, siempre amando la sensación de mis dedos trabajando entre mis piernas. Alrededor de las seis o siete, no recuerdo con certeza, tuve mi primer orgasmo y quedé enganchada de por vida. Nunca he dejado de jugar conmigo misma, aunque ahora limito mis clímax a un momento determinado cada tarde. Eso los hace aún más poderosos.
    
    Un goteo de humedad pegajosa sale de mi coño, deslizándose hacia mi ano. Me toco allí, viendo cómo los ojos de las niñitas se agrandan mientras me toqueteo el culo. Luego levanto mis pies a la mesa, me deslizo más abajo en mi silla, abriéndome completamente a ellas, exponiendo completamente mi sexo. Están cautivadas por la vista.
    
    Lentamente, con avidez, abro los labios de mi vagina con mis manos. Estoy temblando tanto ahora, y casi jadeando por aire, que no podría hablar aunque quisiera. Y de todos modos, no hay palabras que puedan transmitir lo que estoy demostrando con mis acciones. Eso lo dice todo.
    
    Cuando coloco la yema de un dedo en la abertura de mi vagina y empiezo a empujarla, noto que Olivia, una niñita de ocho años, se ha subido el vestidito y se frota, masajeándose la entrepierna a través de los calzones. Esta es la primera vez que la veo hacer eso. Estoy muy complacida.
    
    Me violo el coño, primero con un dedo, luego con dos. A veces, después de presionar mis dedos muy adentro, voy a sacarlos y levantar mi mano para las niñas, dejándoles ver la humedad brillante y resbaladiza. Hago eso ahora, y cada una de las chicas se lame los labios. Les sonrío, luego me dedeo un poco más. Pero Dios, realmente no puedo esperar mucho más. Mi vagina duele con necesidad. Los jugos están saliendo de mí, goteando abajo entre mis piernas. Casi es la hora.
    
    Les muestro mi clítoris, tirando de la piel hacia atrás. Tengo un clítoris muy grande, más grande que la mayoría, creo. Erguido, como está ahora, sobresale con orgullo, media pulgada por lo menos, rosado, gordo y reluciente. Las niñas se acercan más en sus sillas, con los ...