Mi relación con Paula 8 - Relatos Eróticos

Mi relación con Paula 8

Paula y yo seguíamos viéndonos. Nuestro sexo mejoraba cada día. Conectábamos muy bien, y fuera de la cama, nos lo pasábamos en grande. Hacia cinco meses que salíamos y empezaba el calor. En mi ciudad cuando llega la primavera llega de golpe la subida de temperaturas, no hay término medio. Pasamos de un frío extremo a un calor abrasador en pocos días. Con la ropa de verano, estar en casa de Paula era un suplicio. La veía pasear solo con una camiseta corta de tirantes y en bragas, sin sujetador, pero lo de Marta era peor.

En esos meses Marta y yo habíamos intimado bastante. Aquellos mensajes de whatsapp quedaron lejos, había muy buen rollo entre nosotros y cogimos mucha confianza. A veces Paula se iba a la universidad y como yo trabajaba normalmente desde casa, muchos días, me llevaba el portátil y me quedaba por la mañana en su casa y trabajaba desde allí. En alguna ocasión, Marta había salido de su cuarto y no se había percatado de que yo me encontraba en casa y salía más ligera de ropa.

En esos momentos Marta y yo hablábamos mucho. Me contaba que ella era bastante liberal. Que en el grupo de amigos de su ciudad era habitual quedar entre ellos para tener relaciones sin importar si tenían pareja o no. No había malos rollos, solo disfrutaban del sexo y echaba de menos eso en esta ciudad. También me contó que le encantaba hacer nudismo y que cuando yo no estaba en casa solía ir en bragas.

Yo era bastante liberal también, pero la verdad que lo de acostarme con mis amigas y amigos no lo había contemplado nunca. No es que no hubiera fantaseado, si no que siempre había pensado que eso podía general malos rollos, sobretodo si tenían pareja.

Una mañana, bien entrado el calor, amanecí en casa de Paula. Yo seguí durmiendo. Esa noche Marta no vino a dormir antes de que nos durmiéramos. Por la mañana no escuché la puerta de la casa. De repente me despertó Marta entrando en la habitación y abriendo la persiana animando a Paula a que se levantara amenazando con sacarla a rastras de la cama porque tenía que contarle una cosa. Todavía no había terminado de abrir los ojos cuando Marta tiró de la sábana y me descubrió a mi solo desnudo en la cama y cuando me dí cuenta Marta solo llevaba un pequeño tanga dejando todo su cuerpo al aire. Tenía un cuerpo de infarto. Mis ojos no pudieron evitar recorrerla de arriba a abajo y quedarme absorto en sus pechos, que eran perfectos. Y ella no pudo evitar dejar de mirar la erección con la que me había levantado, igual que tampoco dejó de fijarse en el arnés que estaba en la cama.

Los dos nos quedamos sin palabras. Tras un silencio incómodo, nos miramos a la vez, nos tapamos como pudimos y comenzamos a reírnos. Ella salió de la habitación sin decir nada e igualmente yo me quedé riéndome solo en la cama.

Tras unos minutos, me puse un pantalón corto que llevaba el día anterior y salí de la habitación. Marta estaba en la cocina y al verme volvió a reírse. Me pidió disculpas porque pensaba que yo esa noche no ...