1. Cuando me comprometí


    Fecha: 20/07/2019, Categorías: Hetero Infidelidad Autor: Ishtar, Fuente: SexoSinTabues30

    ... relación furtiva, pero sin coito, pues me negué.
    
    Después de terminar la Normal, hice una licenciatura, y allí conocí a dos colegas con quienes tuve relaciones. Uno de ellos, quien más me satisfacía y me gustaba, estaba casado; siempre cogimos con condón. El otro, un soltero con quien siempre me hice del rogar, sólo me chupó las tetas y restregamos nuestros sexos sobre la ropa, es con quien ahora vivo en amasiato; ¡coge muy rico, pero no le gusta el sexo oral! No lo da ni lo recibe, “porque es antihigiénico” y yo me quedo frustrada.
    
    Desde jóvenes, mi primo Felipe iba con frecuencia a la casa, suponíamos que a buscarla a mi hermana pues ella no se le despegaba. Al poco tiempo, Felipe se fue de ilegal a los Estados Unidos y se quedó allá. Una vez habló por teléfono a la casa y contesté yo.
    
    Después de los saludos de rigor, le informé que mi hermana no estaba.
    
    –¡Qué bueno que tú contestaste! Es contigo con quien quería hablar –escuché sorprendida.
    
    –¿Para qué soy buena? –contesté extrañada.
    
    –Para ser mi esposa –soltó sin más preámbulo.
    
    –¡¿Qué?! –exclamé
    
    –Te pido que me escuches, porque hoy me decidí a hablar contigo. Perdí mucho tiempo ya. Yo iba a buscarte a tu casa y siempre te retirabas dejándome solo con tu hermana.
    
    –Yo pensé que mi hermana y tú… –balbuceé.
    
    –¡No! Yo te amo a ti y siempre ha sido así. Nunca intenté nada con tu hermana, aunque ella lo insinuaba con insistencia.
    
    –Pero…
    
    –Déjame terminar, porque ya empecé –dijo y continuó externando lo que durante años había callado.
    
    Felipe me confesó que, si no era mi hermana, era Diego u otros quienes le impedían acercarse a mí para declararme su amor. A mí me gustaba, aunque él era año y medio menor que yo, pero como yo pensaba que era con mi hermana el asunto, nunca me hice a la idea de algo con él. En esa conferencia que duró más de una hora, me convenció de que fuera a visitarlo para platicar las cosas de frente; ya que él, si salía de los Estados Unidos, seguramente no podría regresar.
    
    Continuamos las pláticas telefónicas y por correo. Acepté un noviazgo a distancia. Por último, me envió dinero para pagar el viaje a los Ángeles en mis próximas vacaciones. En mi familia me tildaban de loca, mi hermana se mostraba agresiva conmigo, pero me fui haciendo a la idea de algo que podría funcionar.
    
    Fui a Los Ángeles y la pasamos muy bien: sólo le quitaba el condón para mamarle el pene. No conocí gran cosa de la ciudad pues nos la pasábamos cogiendo. Felipe seleccionó muchas escenas de películas porno y practicamos decenas (¿o cientos?) de posiciones sexuales. Regresé a México con la panocha hinchada e irritada de tanta fricción; la cama quedaba llena de vellos en cada ocasión.
    
    A los seis meses, nos decidimos a matrimoniarnos en las vacaciones de fin de año. “Voy a Los ángeles a casarme”, le conté a José. “Vas a embarazarte, regresarás cargada”, contestó, pues él sabía de mis ganas de embarazo, y yo me reí. Nos casamos y el condón ya no me pareció necesario. ...