Su fetiche le cambió la vida por completo (7) - Relatos Eróticos

Su fetiche le cambió la vida por completo (7)

Sus palabras me dieron que pensar. ¿Que pretendía?

Me coloqué a su lado, le encendí el cigarrillo y se lo di. Un escupitajo cubrió uno de mis ojos.

Un par de bofetones cruzaron mi cara.

Agaché mi cabeza para que colocara el collar ajustado a mi cuello. Después colocó el mosquetón de la correa en él y tiró de ella para que mi cara estuviera cerca de la suya. Así frente a ella daba caladas a su cigarrillo alternándolas con escupitajos a mi cara. Su saliva iba resbalando por mi cara. Al pasar cerca de mi boca intenté con mi lengua recogerla para saborearla con ese gusto al humo del cigarrillo que tanto me excitaba.

Diciendo esto pasó su mano por mi cara recogiendo toda su saliva y restregándola por ella para después introducir sus dedos en mi boca.

Así como estaba ensimismado, chupándolos en mi boca los sacó y pegó su boca a la mía para que compartiera el humo de su cigarrillo.

Había colocado el pene junto a ella y sujeto al suelo con una ventosa. Me coloqué en cuclillas sobre él y fui bajando muy poco a poco. Con una mano lo tenía cogido y con la otra intentaba separar mis glúteos para que se introdujera despacio y me causara el menor dolor posible. En ello estaba cuando la vi levantarse. Dio una calada al cigarrillo, me sonrió y posó sus manos sobre mis hombros.

Sus manos presionaron mi cuerpo hacia abajo dejándose ella caer con todo su peso. El pene encontró mi ano y con la ayuda de mis manos se fue introduciendo en mi cuerpo hasta desaparecer y dejarme sentado en el suelo. Ella se volvió a sentar frente a mi.

Mientras tomaba su comida yo la miraba atentamente. Ver como masticaba la comida me excitaba al desear compartirla conmigo.

Tomé el bol de aluminio que había sobre la mesa. Se lo acerqué con mis manos para que de su boca dejara caer restos de comida ya masticados y envueltos en su saliva. Luego tomó un trago de vino que también fue dejando caer en el bol.

Aún no podía tomar la mezcla de comida y saliva que me había preparado. Mi mirada hacia ella le dejaba saber las ansias que tenía porque me lo permitiera. Sin duda lo que iba a tomar aún no estaba preparado a su gusto aunque sabía de mis ganas por comer.

Tomé el bol y se lo presenté para que fuera echando la ceniza de su cigarro en él. Cuando se lo había fumado y el bol presentaba una mezcla que a la vista de cualquiera podía ser asqueroso apagó la colilla sobre la comida dejándola clavada en ella para por último escupir en él.

Antes de tomarlo miraba esa mezcla que seguía estando aderezada por escupitajos de su boca que echaba de su boca. Al tardar en tomarlo, su pie se posó sobre mi cuello haciendo que toda mi cara se embadurnara de comida, ceniza y saliva.

Sin poder responder su pie presionó más mi cabeza obligándome a comerlo todo sin más opción.

Sin opción comencé a tomar lo que me había preparado. Lo hacía tragando deprisa ya que la presión de su pie sobre mi cuello hacía que toda mi cara estuviera impregnada de la “comida” impidiéndome ...