Visitas conyugales - Relatos Eróticos

Visitas conyugales

... mujer, quiero que me hagas tuya.

Al oír esto ella se prendió mas, me cogió duro sintiendo sus embestidas duras, tuvimos un orgasmo juntas, para ahogar nuestros gemidos nos besamos de manera bestial disfrutando de esa explosión que broto de nuestros sexos, descansamos en ese sillón, yo recostada en su pecho, ella apretándome el culo, como en su oficina privada tenía un cuarto con regadera después nos bañamos, después me dijo que como me había portado bien me daría un premio, llamo por el radio y cuando apareció una custodia le dijo “la Serpiente me dio a ganar un buen fajo en su pelea de anoche, lleva a su hembra al cuarto obscuro, se lo ha ganado, cuando terminen la llevas a la salida y que una escolta la lleve a la ciudad, me la respetan si no se la ven conmigo, antes de salir le dije “¿cuarto obscuro?”, me guiño el ojo y dijo “te deje marcadas las tetas”

Salí acompañando a la custodia, me llevo a un cuarto con cama, un frigo bar y una luz color roja, me senté en la cama a esperar, cuando entro la serpiente me salto el corazón, me pare para recibirla, aunque la luz era infrarroja yo la reconocí enseguida, ella se me quedo viendo y solo me dijo “¿y tú quién eres?” solo le dije “la perra que te trajo ayer Sam” de unos cuantos pasos largos llego a donde yo estaba, abrazándome con fuerza, no me beso, me mordió la boca succionándome el aliento, entrelazamos nuestras lenguas, yo le abrazaba por su musculosa espalda, ella ultrajaba mi culo, ella me dijo “no puedo creer que todo esto es mío, sus dedos fuertes como cables entraron por debajo de mis jeans sintiendo como su dedo me penetraba con fuerza por el ano me puso con fuerza sobre la pared sacándome la ropa con desesperación, yo le saque su camisa de prisionera posando mis dedos en su poderoso pecho, me mordí de los hombros y yo le penetraba los oídos con la lengua me cargo y me tiro en la cama montándose sobre mí

La abrace con las piernas su cadera, ella gemía y bufaba como fiera herida, mis uñas se clavaban en su pecho, ella arañaba mi espalda, sentía sus embestidas fuertes entre las piernas, sentía como con sus dedos me partía el recto, tuvimos un orgasmo enorme, gemíamos ambas, ahí no nos cuidamos si nos escuchaban o no, nos recostamos colocándonos en un delicioso 69, con esto tuvimos más orgasmos en nuestras bocas, le dije “tu jugo es delicioso y espeso, ella me dijo “eso es tuyo, es mi semen, trágate toda mi leche, se la chupe hasta que le deje la concha limpia, descansamos y también ahí contaban con regadera y no bañamos, me dijo que se extrañó de que yo hubiera llegado ese día, le dije que había llevado documentos para tramitar mi cedula de visita, y que Sam había arreglado algo, que fue como un favor especial, que en cuanto me dieran la cedula ya podría visitarla todos los domingos para que se desfogara, cuando estuvimos cambiadas la Serpiente toco en una reja, se la llevaron y a mí me llevaron donde estaba un auto escolta, estando en la ciudad recibí un mensaje de la trabajadora ...