1. Sussy, mi princesa


    Fecha: 16/07/2019, Categorías: Relatos Cortos, Autor: Alphy Estevens, Fuente: CuentoRelatos

    Quince días llevaba rondando por aquella vereda. En mi condición de vagabundo, me considero un sujeto afortunado. Tenía un buen refugió, detrás del mugriento callejón que bordeaba aquel restaurant. Tenía techo y comida suficiente para estar agradecido, pero lo más importante, estaba prendido de una dama hermosa que paseaba todos los días cual reina de belleza.
    
    Esa tarde, como todas las que viví en aquel paraje, iba adornada con un bello lazo rosado que pendía de su bien peinada cabellera. Era una diosa que solo se dignaba a cruzar leves miradas conmigo. Tal vez sentía lastima de mi, o peor aún, desprecio por ser un desafortunado callejero.
    
    La seguí muchas veces buscando su amistad y compañía. Solo desmanes y rechazos recibía de aquella dama presumida. La casa donde vivía era una mansión adornada de una verde y espesa vegetación y rodeada por una verja de madera, que era testigo de mis múltiples desvelos oteando en su interior buscando su mirada. La olía a cientos de metros, era un olor exquisito desconocido para mi. Pude haber saltado sin problemas aquella cerca de listones para encontrarme con ella, pero el solo hecho de pensar en su negativa de aceptarme como su amigo, me impidieron hacerlo.
    
    Hoy, todo cambió. Me desperté con algo inquietante en el ambiente. Un indescriptible olor se impregnó en mi agudizado olfato. Era un aroma inconfundible que aceleró todo mi sistema sensorial. Lo había percibido antes y fue el causante de mis múltiples heridas. Como impulsado por un instinto ancestral, caminé como un autómata al borde de la verja en donde se encontraba la dama de mis desvelos.
    
    Mis pulsaciones se incrementaban paulatinamente al acercarme, cada vez más, al origen de aquella fragancia celestial. ¡Sorpresa! Allí estaba ella con una actitud totalmente diferente hacia mí. Intercambiamos miradas, sus movimientos acompasados y desbordando deseos me incitaban a acercarme más. Los listones de madera mohosos ya no eran impedimento para atrevernos a tocarnos.
    
    -¿Cómo hacemos, quiero que pases?- Me dijo con una expresión que parecía más una súplica que una pregunta. Ya yo sabía que saltar esa cerca era solo un trámite que podía ejecutar sin problemas.
    
    -¡No sé qué me está pasando pero quiero que saltes y te vengas a mi lado.
    
    -¡Claro princesa, no habrá nada que me impida hacerlo- Respondí extasiado.
    
    Incitado por su olor y por la inesperada invitación, tomé impulso y salté fácilmente aquella barrera. Al verme a su lado, como poseída por un espíritu alucinante, se desbordó en besos y caricias que no dudé en corresponderles.
    
    -Estoy avergonzada. Todos estos días te he visto, pero he sido indiferente contigo. Ruego me perdones, pero hoy he sentido la necesidad endemoniada de estar acompañada por alguien como tú.- Me dijo.
    
    -No te avergüences, princesa. He acudido a tu llamado y me siento honrado en complacerte.- Respondí.
    
    Mis hormonas accionaron la llave que abre las puertas de la felicidad. Experimenté la más grandiosa de mis ...
«123»