1. Mi vecina Giselle 3


    Fecha: 14/07/2019, Categorías: Transexuales Autor: Bisex1982bi, Fuente: TodoRelatos

    ... hacia el comedor, pero al volver a pasar por la puerta, me detuve a escuchar de nuevo. Los gemidos eran cada vez más fuertes. Entonces alguien tocó mi hombro : era Giselle que me hizo el gesto de guardar silencio. Abrió la puerta lentamente y me hizo pasar. Había una cama redonda y una de las chicas, la más pequeña y joven, estaba siendo penetrada violentamente por la que me había abierto la puerta. Se giró y nos sonrió sin dejar de encularla. Nos acercamos y pude ver como aquella bestia metía y sacaba una verga descomunal de aquel culito blanco, depilado y pequeño.
    
    - ¿Has visto como folla Andrea? Es muy animal, ¿verdad?.
    
    Yo asentí, sonriendo y con una erección que me hacía sentir que me sobraba el pantalón. Me removí para acomodármela, y entonces ella puso su mano sobre mi paquete, me miró y de forma cómica exclamó:
    
    - Uish, ¿qué está pasando aquí dentro?
    
    Me desabrochó rápidamente el pantalón, y en 15 segundos me quitó toda la ropa.
    
    Yo estaba desnudo, ella no, y mientras en la cama llegaba el primer orgasmo. La pequeña empezó a gritar mientras decía " me corro,me corro". Aquello era fascinante.
    
    Yo miraba como le temblaban las piernas, y mientras tanto Giselle estaba colocada detrás mío, agarrándomela con una mano y rozándose contra mi trasero.
    
    - ¿Te gusta lo que has visto? Yo me he puesto muy cachonda.
    
    Y vaya si lo estaba! Empecé a notar como crecía su polla bajo el pantalón. Me giré y se lo desabroché rápidamente, lo dejé caer y me metí aquella verga dura y grande en mi boca. No pude engullirla toda, en parte por mi inexperiencia. Y ella empezó a empujar fuerte, a follarme la boca.
    
    - Ummm nene, como te estás poniendo! Dijo Andrea mientras se colocaba detrás mío y me cogía de los hombros.
    
    Entonces Giselle se tumbó en la cama boca arriba. Yo me coloqué de pie, inclinado, para seguir mi felación, y la trans pequeñita, desde el suelo y sentada, comenzó a chupármela apasionadamente. Mientras Andrea empezó a hacerme un beso negro muy sensual. Allí estaba yo, en medio de tres máquinas sexuales dejándome llevar. Lo siguiente fue sentir como entraba lentamente un dedo en mi culo. De forma delicada, Andrea fue dilatando mi ano, preparándome para lo que vendría un rato después: me temía que aquella bestia en algún momento querría destrozarme con aquella herramienta enorme, igual que había hecho antes con la pequeña. Pero aquella visión se quedó en mi pensamiento clavada (nunca mejor dicho) y empecé a excitarme más si cabe.
    
    Hasta ese momento todo había sido sorprendente y excitante, pero lo que vendría a continuación superaría con creces hasta donde llegaba mi imaginación calenturienta. 
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