1. Que caliente me pones, mi gordita Carlota


    Fecha: 26/08/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Amor clandestino, Fuente: TodoRelatos

    ... las manos entrelazando nuestros dedos. En invierno me harían más falta que nunca tus cálidas manos. Mi cuerpo podría junto al tuyo combatir mejor el frío invierno. Tu gruesa piel, resistente al frío, junto a la mía, fina y delicada, muy sensible a él.
    
    Nuestras almas unidas, ambas demasiado sensibles a la frialdad de este mundo, como arma combativa. No existe mejor revuelta contra el mundo moderno que el verdadero amor.
    
    En las abundantes curvas de tu hermoso cuerpo. Muy alta para ser mujer, rondando el 1,90, en contraposición de mi breve estatura de casi 1,60, gordita, bien proporcionada y de complexión fuerte. En tus grandes y abundantes ubres, un poco caídas, con las venas marcadas, imperfecciones que las dota de más hermosura aún. En tu imponente barriga, a la vez bien proporcionada. En tus fuertes y gorditos brazos, en tus abundantes caderas, nalgas, muslos y largas piernas...
    
    En la primera vez que te vi. Y en cuando empecé a hablar contigo el día siguiente. Durante ambos días, llevabas puesta una camiseta azul de tirantes anchos revelando discretamente tu grande y precioso escote, en el que se podía entrever un sujetador negro, unos pantalones tejanos cortos de medio muslo que revelaban muy bien tus curvas y unas de esas chanclas negras de cuero y plataforma de cuña que te gustan tanto lucir y con las que tengo tanto fetiche.
    
    En tu cuerpo arrapado al triquini negro de cuerpo completo con aperturas en los laterales de tu imponente cintura, dejando entrever la abundancia de tus carnes. Tú y yo dándonos un baño en las azules y cristalinas aguas del mar Mediterráneo al compás del oleaje y en las de la gran piscina del hostal. Mi menudo, delgado y fragil cuerpo abrazado al tuyo, grande, gordito y fuerte. Tu cogiéndome en brazos, mis delgadas piernas rodeando las carnes de tu grande y fuerte cintura. Tú con tu triquini negro, yo con mi bikini rosa. Mi fina, delicada y fría piel pegada a la tuya, gruesa, áspera y caliente. Resguardándose del frío del agua. Aquella vez que nos duchamos juntas y nos dimos un desnudo abrazo bajo los tibios chorros de agua...
    
    En tu olor a mujer, algo que sobre todo pude intuir aquellos días que tuvimos la menstruación de manera sincronizada y padecías tanto de dolor de ovarios y de pechos, con el doble de intensidad que yo. Recuerdo que el día que te vino en cuando entraste a la habitación te quitaste inmediatamente la camiseta de tirantes y te desabrochaste los pantalones tejanos de medio muslo para aliviar el dolor de ovarios. Llevabas un sensual sujetador granate a juego con las braguitas, que podía entrever debajo de los pantalones. Acto seguido, te quitaste el sujetador, ya que también te apretaba a causa del dolor de pechos. Los tenías más rojos y algo hinchados, con las venas más marcadas de lo que ya las sueles tener habitualmente. Recuerdo que estando en tus días tenías la piel más ruborizada de lo habitual, tu sensibilidad sentimental más a flor de piel, llorabas con más facilidad y me abrazabas ...